Cristian Drut estrena una tragedia contemporánea en el Cervantes
Las manos de Eduviges al momento de nacer, del autor líbano-canadiense Wajdi Mouawad, se podrá ver hasta el 18 de diciembre en el Teatro Nacional Cervantes. En esta entrevista, el director Drut se explaya sobra la obra, lo actual del género de la tragedia y los textos teatrales con fuertes protagonistas .
Esta tarde, a las 18 h, el Teatro Nacional Cervantes (TNC) estrena Las manos de Eduviges al momento de nacer, de Wajdi Mouawad, con actuaciones de Horacio Acosta, Matilde Campilongo, Eddy García, Vanesa González, Aldana Illán y Sergio Mayorquin.
La dirección está a cargo de Cristian Drut que ya llevó a escena textos de autores extranjeros como Top Dogs, de Urs Widmer; La caricia de los ciego, de Edgar Chías; en Madrid, Apenas el fin del mundo, de Jean-Luc Lagarce, y Atentados contra su vida, de Martin Crimp, entre otras, además de obras de dramaturgos argentinos como Femenino, de Javier Daulte, o la reciente Tu amor será refugio, de Juan Ignacio Fernández.
Las manos de Eduviges al momento de nacer es un libro del líbano-canadiense Wajdi Mouawad, el rey de la tragedia para El país de España, que en esta obra pareciera retroceder a esa pequeña localidad cristiano maronita del Líbano en la que nació, rodeada de minorías drusas, y de la que tuvo que emigrar.
A causa de los conflictos bélicos, la infancia de Mouawad sucedió entre Beirut y París, para finalmente establecerse junto a su familia en Quebec, en el año 1983. Autor de obras de relevancia internacional, entre ellas Littoral, Incendios, Todos pájaros, este autor mira a través de la dramaturgia y con un prisma contemporáneo, el temblor que la Historia -y más precisamente sus tragedias- grabada en una sociedad, en sus familias y sus individuos.
Con dirección de Cristian Drut, asistimos en esta puesta a un tiempo alucinado. Mouawad ensaya así una ficción sobre la familia, el territorio, la religión y el capital, donde hay un pueblo desesperado, el montaje del entierro de un cuerpo ausente y una protagonista milagrosa que se niega a participar de él.
Drut fue quien propuso programar En Las manos de Eduviges al momento de nacer, una obra traducida por primera vez al español por encargo del Cervantes. “Mouawad es un autor consagrado en muchas ciudades del mundo. Es el director actual del Théâtre national de la Colline. Es sumamente relevante que el teatro nacional argentino, que por tradición venía programando autores nacionales, estrene esos dramaturgos que en el teatro independiente son prácticamente imposibles de llevar adelante y con los que el teatro comercial decidió no tener ninguna relación ni asumir un mínimo de riesgo”, fundamenta el director.
—No suelen montarse obras de autores de Medio Oriente en Buenos Aires. ¿Qué te llamó la atención de Wajdi Mouawad?
—Mouawad no es solamente un autor líbano- canadiense. Lleva adelante una tradición vinculada a la tragedia para volverla contemporánea. También se inscribe en cierta dramaturgia francesa vinculada a Lagarce y Bernard-Marie Koltes. Lo que me interesa de su escritura es justamente esa relación entre lo clásico y lo contemporáneo. Un texto que trabaja sobre la idea de una protagonista es bastante complejo de encontrar en las dramaturgias actuales. Probablemente Roberto Zucco (una obra de Koltes) sea de los últimos materiales donde encontremos un protagonista fuerte. En este caso, Eduviges y la posibilidad de su milagro la vuelven una heroína trágica.
Me interesa de Mouawad, y sus materiales, la búsqueda de los jóvenes en relación a sus orígenes. En Littoral pasa algo parecido, cierta idea en donde para poder seguir adelante tengo que resolver algo del inicio. El fin de la infancia es una idea que recorre mucho el autor.
—¿Qué expectativas tenés sobre cómo se pueda identificar el público porteño con el texto?
—Para el público porteño me parece que no hay en la obra procedimientos o temas que sean europeos o de medio oriente. Creo que la tragedia de Mouawad en relación a su nacimiento en el Líbano y luego sus mudanzas a Canadá y actualmente en Paris es de los asuntos que podemos pensar como universales. Es lo humano como necesidad de reconstruir el propio pasado para afrontar nuestro presente y poder armar un futuro posible.
—Pero aun así, las y los argentinos tenemos mucha historia de exilio y migraciones. ¿Puede haber una conexión mayor por eso?
—Sin dudas estas lecturas van a ser posibles y puede haber resonancias en relación a asuntos mucho más fuertes como por ejemplo la ausencia de un cuerpo. Estoy seguro que aunque el autor no haya pensado en nosotros, habrá reverberaciones sobre nuestra historia reciente en donde esas lecturas van a suceder indefectiblemente.
—En “Tu amor un refugio será”, “Apenas el fin del mundo” y otras obras trabajás sobre los vínculos familiares al igual que en “Las manos de Eduviges…” ¿Es algo buscado?
—No creo que haya algo buscado en relación a lo familiar. Creo que los vínculos familiares también son cuestiones que nos interpelan a todos, acá, como en el Líbano y en Francia. Todo lo horroroso que contienen los vínculos familiares. Lo siniestro de lo familiar.
Hace muchos años y por todas estas razones vengo muy interesado en montar Mouawad en Buenos Aires. No había visto Incendios pero soy un director muy vinculado a escrituras extranjeras probablemente por algo de lo que me constituye como ser humano y de mi propia historia personal.
Las manos de Eduviges al momento de nacer tiene colaboración artística de Tomás Corradi, asesoría literaria de Julián Ezquerra, el diseño sonoro y la música original es de Rodrigo Gómez, el diseño de iluminación de Facundo Estol, el de vestuario de Lara Sol Gaudini y el diseño de escenografía de Cecilia Zuvialde.
La obra se presentará de jueves a domingos a las 18 h, hasta el 18 de diciembre. Localidades: 600 pesos, disponibles en la boletería del teatro y en Alternativa Teatral. Jubilados y estudiantes: 50% de descuento.