Conversatorio: Masculinidades y consumos problemáticos
En el “Conversatorio sobre Géneros, Salud mental y Consumos problemáticos” desarrollado el día 8 de octubre, se trabajó un tema muy actual: “Masculinidades y Consumos Problemáticos” con las disertaciones de Alejandro Aymú y Néstor Artiñano.
En el “Conversatorio sobre Géneros, Salud mental y Consumos problemáticos” desarrollado el día 8 de octubre, se trabajó un tema muy actual: “Masculinidades y Consumos Problemáticos” con las disertaciones de Alejandro Aymú y Néstor Artiñano.
Los expositores abordaron los desafíos de la época respecto a pensar en nuevas masculinidades e interrogar la categoría desde la salud mental. “La intención es reflexionar sobre las masculinidades, las tradicionales, las hegemónicas, las que se cuestionan privilegios y posiciones, las subalternas, las cis, las trans, las múltiples masculinidades que coexisten”, destacó la licenciada Ana Alli, integrante del equipo de coordinación de la propuesta formativa. Y agregó: “creemos además fundamental contar con esta categoría de análisis para pensar los consumos problemáticos en su construcción y así poder diseñar dispositivos de intervención que alojen y contribuyan a de construir estereotipos”.
Por su parte, Artiñano inició su exposición destacando cuatro momentos que contribuyeron a construir las masculinidades. Y enfatizó que en la medida que se puedan conocer sus cimientos y elementos servirán para desarticular el patriarcado.
“Los cuatro puntos son: la tradición judeo cristiana, donde ahí se configura una forma de organización que tiene que ver con la jerarquía masculina y la heterosexualidad obligatoria; la colonización, es decir, la llegada de Europa con su mirada dicotómica de varón, mujer y entremedio el pecado que disciplinó al pueblo. El tercer punto, es la revolución francesa con la idea de igualdad, pero que una vez finalizada se desvanece y el patriarcado vuelve a consolidarse; y por último, la década del 60´ y 70´ en américa latina y particularmente en la Argentina donde se empieza a pensar las cuestiones de género”.
El expositor sostuvo que la idea de configuración de la jerarquía masculina y la heterosexualidad obligatoria se expresa en todos los condicionamientos al que se somete al hombre: “la idea de la omnipotencia, del ser proveedor, de soportar el dolor, de ser superior, el de trabajar sin descanso, el de no sentir o negar sus sentimientos, el habitar el espacio público, entre otros. También aparecen cuestiones ligadas al riesgo y al valor”.
“Esto configura un dispositivo propio de la masculinidad con este formato tradicional, hegemónico e imperante”. De esta manera, Artiñano se cuestionó por la propia vigencia de la heterosexualidad obligatoria: “ahí entendemos que sirve y está vigente en función de que el patriarcado es organizador de lo social y de la jerarquía masculina. Hoy por hoy, ambas cosas van ligadas a un sistema capitalista”.
“Para hablar de masculinidad deberíamos a empezar a hablar de lo que no la define, que tiene que ver con lo biológico y con la genitalidad. No está determinada por algo que viene dado, sino que es una construcción social que se implanta en un cuerpo que se lo considera masculino al nacer, en función de una mirada biologisista y de una genitalidad. Y está compuesta por una serie de valores, significados, creencias que se expresan en prácticas y conductas que son las que se esperan de un varón”, destacó el periodista Aymú al inicio de su exposición.
La masculinidad se encuentra definida justamente en oposición a lo femenino y reúne una serie de significados que van variando a lo largo del tiempo y que se construyen y configuran en relación a otres. Está compuesta por prácticas en las cuales se afianza una relación de poder jerarquizada respecto de las mujeres y de las identidades subalternizadas.
Aymú plateó un cuestionamiento: ¿se puede pensar en una sola masculinidad? “Hay distintas miradas sobre cómo pensar las masculinidades en plural. Esta manera de ver la masculinidad se corresponde con una apropiación de ver la masculinidad o de lo que es ser varón. Entonces podemos hablar de que hay un estereotipo de masculinidad hegemónica que responde a cánones binarios, patriarcales, colmados de privilegios que son naturalizados y por otro lado, masculinidades subaltaernizadas que se contraponen a esos mandatos y a esos patrones culturales”.
“En la cultura hegemónica de un varón se destaca que sea varones cis, que tengan determinada genitalidad, que sean heterosexuales; y desde la infancia son sociabilizados desde prácticas y costumbres que van construyendo esa subjetividad”, sostuvo el expositor.
“Sin embargo, existen otras formas de habitar la masculinidad que tiene que ver con varones que son subalternizados en función de su orientación sexual, de su identidad de género, de una genitalidad, de una pertenencia a una clase determinada, a una raza, a una etnia, a una corporalidad, a alguna discapacidad frente a otros sin discapacidad aparente.”
En cuanto a responder a los estereotipos de género respecto de salud, Aymú estableció “que se espera que ellos no se muestren vulnerables, que no asuman tareas de autocuidado, es decir, que su sociabilización primaria les inhibe el registro de sus propios malestares. Por lo general los varones llegan a los servicios de salud con problemas que ya son muy evidentes, con cuadros muy avanzados que a veces hacen que tengan mayor dificultad los tratamientos. Y la socialización de actos atravesados por la violencia, la posición frente a los cuidados, la inhibición de todo lo que tiene que ver con lo emocional genera perfiles epidemiológicos que se traducen en índices de morbilidad”.
Para concluir, destacó que los movimientos feministas han logrado historizar y establecer demandas. “Tenemos que hacernos cargo del lugar incómodo en el que se nos pone y pensar que la deconstrucción de esta masculinidad hegemónica implica salir de ese lugar, de los privilegios. Es hora de que los varones nos podamos hacer cargo, podamos transitar una masculinidad también menos violenta hacia nosotros mismos y menos violenta hacia el colectivo de mujeres y las identidades disidentes”.
Este es el cuarto encuentro del ciclo propuesto y llevado adelante por el Hospital Nacional en Red “Lic. Laura Bonaparte” con el fin de reflexionar sobre las representaciones sociales, acerca de la salud mental y los consumos problemáticos de sustancias desde la perspectiva de género y, a partir de allí, problematizar las prácticas.