Ciencia y tecnología espacial en primera persona
En el Día Mundial de la Ciencia y la Tecnología, y el Día Nacional del Investigador y la Investigadora Científica, compartimos el testimonio de dos profesionales que trabajan en el Instituto Gulich y en la CONAE, en áreas dedicadas a la investigación y al desarrollo de tecnologías.
El 10 de abril se celebra Día Mundial de la Ciencia y la Tecnología, y el Día Nacional del Investigador y la Investigadora Científica. Como homenaje entrevistamos a profesionales de la CONAE y del Instituto Gulich que se desempeñan en diferentes programas de investigación y en el diseño de proyectos satelitales.
¿Cómo nacieron sus vocaciones? ¿Cuáles son sus principales intereses? ¿Cuáles fueron sus mayores desafíos profesionales?
Laura Bellis, investigadora principal del CONICET con lugar de trabajo en el Instituto Gulich (IG) y profesora adjunta en la cátedra de Ecología de la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), y Juan Pablo Cuesta, jefe de Proyecto SAOCOM 2, de la CONAE, comentan sobre sus motivaciones y los desafíos de sus trabajos, en áreas tan diversas como la generación de conocimientos sobre la biodiversidad y el desarrollo tecnológico de una nueva misión satelital.
Conservación de la biodiversidad
“Desde chiquita me apasionó la naturaleza. Siempre me llamó la atención todo lo que pasaba con las plantas y con los animales, poder entenderlos y cuidarlos”, afirmó Bellis. Esa vocación la llevó a estudiar Biología y luego a realizar un doctorado en Ciencias Biológicas en la UNC.
“Cuando empecé mi doctorado, a fines de la década del 1990 enfoqué mis estudios hacia la conservación de hábitats, en particular del ñandú. Hasta el momento, la mayor parte de la bibliografía a la que teníamos acceso venía de estudios a campo. Pero en esa época empezaron a aparecer artículos científicos que utilizaban imágenes satelitales para realizar análisis a grandes escalas, a nivel de paisaje”, recordó.
Fue así como incorporó información satelital a su tesis doctoral. En el marco de ese trabajo, se vinculó con la CONAE y, tiempo después, con el IG. “Mi llegada al Gulich fue con el posdoc, a comienzos del 2000. Desde el instituto me facilitaban las imágenes y el equipamiento para trabajar en el lugar, con una mayor capacidad de la que teníamos en la cátedra de la UNC. Me ayudaban mucho con la interpretación de la información satelital”, indicó. Finalmente eligió el Gulich como lugar de trabajo y hoy afirma que este lugar representa para ella tres cosas fundamentales: “respeto por las personas y por el trabajo, valoración y compañerismo”.
Hoy sus investigaciones se enfocan en los cambios en el uso de la tierra y la conservación de la biodiversidad, y complementa ese trabajo con la docencia que ejerce en la UNC. “En mis clases hago hincapié en todo lo que se puede hacer con los sensores remotos y cómo se puede aplicar esa tecnología a los estudios de campo. Además de enseñar con libros y “papers”, uso las investigaciones que hacemos nosotros en el Gulich para mostrar casos locales o regionales, porque casi toda la bibliografía disponible se refiere al Hemisferio norte y otros lugares alejados”, señaló.
“Trabajar como investigadora desde el sector público y enseñar en una universidad nacional es muy importante porque es una manera de devolver lo que uno recibió. Además me gusta tener la libertad de poder investigar temas que me interesan y aportar a la conservación de la naturaleza”, finalizó.
El mayor desafío
“Desde chico me gustaba desarmar las cosas. En mi familia ya sabían: cuando el televisor dejaba de andar, me lo daban para que lo desarme”, recordó Juan Pablo Cuesta, líder de Proyecto de la Misión SAOCOM 2, de la CONAE. “Era autodidacta. Con alguna punta, podía tirar del ovillo y aprender solo”, agregó. Desarrolló sus primeros trabajos a los 17 años para la empresa Microsoft, donde había participado en un programa de entrenamiento en informática, otra de sus pasiones, y luego estudió Ingeniería en Electrónica en la UBA.
“Mi llegada al tema espacial fue casual. Un compañero de estudios que trabajaba en la CONAE me comentó que había una vacante en la agencia espacial, y cuando apareció el ofrecimiento me pareció interesante. Creo que a todos los ingenieros nos interesa trabajar en tecnología espacial, que siempre es de punta”, consideró.
Tras ingresar a la CONAE en 2005, para colaborar en la calibración y aplicaciones del satélite SAC-C, el primer satélite argentino operativo de observación de la Tierra, cumplió una gran cantidad de roles en el organismo: “Trabajé en el equipo de ciencia de la misión SAC-D/Aquarius, abocado al radiómetro MWR, y participé del equipo de ingeniería del proyecto SARAT”, un radar diseñado para colocar en un avión que se utilizó como prototipo para probar tecnologías del Radar de Apertura Sintética (SAR) que fue a bordo de los satélites SAOCOM.
Luego se desempeñó en el proyecto SAOCOM: “Trabajé en el diseño de los haces del instrumento radar SAR, de los satélites SAOCOM. Después me dieron el rol de ingeniero de sistema del instrumento SAR y luego de ingeniero del sistema SAR, que involucraba a tres grandes ramas: los instrumentos SAR, la cadena de procesamiento de los datos de SAR en Tierra, para lograr las imágenes que se orientan a los usuarios, y la calibración y validación. En 2020 pasé a ser líder de Proyecto”, detalló.
El 30 de agosto 2020, Cuesta fue uno de los 13 profesionales de la CONAE e INVAP que participaron de la campaña de lanzamiento del SAOCOM 1B en Cabo Cañaveral, Florida, Estados Unidos. Previamente no había podido participar del lanzamiento del SAOCOM 1A, en 2018, debido a que había sido padre solo un mes antes del evento.
Una vez terminado el commissioning (período de puesta a punto del satélite apenas llega a su órbita) del SAOCOM 1B y de la constelación completa, culminó su trabajo como líder de Proyecto SAOCOM 1. Ahora continúa como líder de Proyecto del SAOCOM 2 y en actividades transversales de la Gerencia de Proyectos Satelitales.
Cuesta destacó el rol de la tecnología espacial y del uso pacífico del espacio para mejorar el bienestar de la sociedad, que es uno de los objetivos de la CONAE, y sostuvo: “SAOCOM fue el mayor desafío de mi carrera profesional, hasta ahora. Espero que hacia adelante no sea el mayor.”, aseguró.