22 de marzo, Día Mundial del Agua
Un día para tomar conciencia de la importancia vital y estratégica de este recurso natural.
El agua es un recurso indispensable para la vida de todos los que habitan el planeta, cerca de 7000 millones de seres vivos. En su ciclo completo —desde los océanos a la atmósfera y en su vuelta a la superficie como precipitación que alimenta a ríos y glaciares— da sustento a bosques, recarga acuíferos y ocupa un lugar central en la armonía de la dinámica de la Tierra.
También es un recurso clave para la salud. Es por esto que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el acceso al agua como un derecho humano, en línea con otros denominados de tercera generación.
Hoy tomamos conciencia sobre la importancia del agua. Es necesario dejar de considerarlo como un recurso sobre el cual competir o sacar provecho, y optar por un camino de aprovechamiento y de cooperación en línea con el desarrollo sostenible.
Hoy, en el mundo, cerca de 2200 millones de personas viven sin acceso al agua potable y saneamiento. Una mitad de la población global padece en forma anual alguna circunstancia de escasez o “estrés hídrico”. Nuestro país no es ajeno a esta problemática y, en estos días de fuertes lluvias y tormentas, debemos recordar que dos terceras partes de nuestro territorio sufre situaciones de estrés hídrico, en muchos casos con serias implicancias para las economías regionales. La zona de Cuyo, con su producción vitícola reconocida en todo el mundo por su calidad e inserción en todos los continentes, depende del agua para su prosperidad y bienestar. Lo mismo podemos decir de la Patagonia o del sudoeste bonaerense, por citar algunas.
Es necesario tomar conciencia de la importancia estratégica de este recurso natural para nuestro futuro como país, enmarcado en el desarrollo sustentable y como motor para la transformación de nuestra economía —incluso con un desarrollo territorial más equitativo con énfasis en las economías regionales—, es imperativo abordar una política de protección al agua, basada en un enfoque sobre su ciclo completo y sobre la cuenca hidrográfica como marco para políticas que la valoricen como componente vital para nuestra posteridad.