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10 de abril: Día del Investigador y de la Investigadora Científica en la Argentina

Se conmemora en homenaje al nacimiento del Dr. Bernardo Houssay, galardonado en 1947 con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, convirtiéndose así en el primer latinoamericano en recibir la distinción en ciencias. Sus investigaciones y descubrimientos sobre el papel de la hipófisis en la regulación de la cantidad de azúcar en sangre resultaron esenciales para comprender la diabetes.


Como un acto premonitorio muchas décadas atrás, Bernardo Houssay decía: “No deseo estatuas, placas, premios, calles o institutos cuando muera. Mi voluntad es que no se haga nada de eso. Mis esperanzas son otras. Deseo que mi país contribuya al adelanto científico y cultural del mundo actual, que tenga artistas, pensadores y científicos que enriquezcan nuestra cultura y cuya obra sea beneficiosa para nuestro país, nuestros compatriotas y la especie humana”.

El ganador del primer Premio Nobel en Ciencias de América Latina e impulsor de la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) jamás imaginó que en 2020 viviríamos la pandemia de Covid 19. Pero ya sabía que la labor de científicos y científicas argentinas sería siempre fundamental y que el arte debía acompañar.

Música por la Ciencia surgió en la pandemia. “Yo estaba encerrada y sentía que no podía hacer demasiado con mi herramienta, que es la música. Y, al mismo tiempo, sabía que Andrea Gamarnik estaba laburando 12 / 14 horas por día. Entonces le propuse mandarle música para que la acompañara. Empecé a mandarle canciones”, recuerda la música Clara Cantore sobre los comienzos de esta iniciativa novedosa.

Música por la Ciencia

“Primero grababa las canciones con el celular y se las mandaba. Un día se me ocurrió invitar a Sandra Mihanovich. Fue hermoso darles la sorpresa de que había alguien muy visible, como Sandra, acompañando también el trabajo de científicas y científicos”, dice Clara.

Ese gesto, ese mimo que científicas y científicos recibían a diario en el medio de su labor, hizo que empezaran a pensar en llamar a figuras visibles para que ayudaran a destacar el trabajo que estaban haciendo los y las científicas.


Andrea Gamarnik y Clara Cantore

“Nosotros armábamos la canción y buscábamos al músico. Y le pedimos a Andrea que hiciera una dedicatoria de unos pocos segundos, en el medio de la vorágine del trabajo que tenía, contando a quién le estaba dedicando la canción ese día. De esta manera hacía visible el trabajo de muchos científicos y científicas”, cuenta Cantore.

De Música por la Ciencia participaron Lito Vitale, Daniel “Pipi” Piazzolla, Juan Carlos Baglietto, Piñón Fijo y Juanchi Baleirón, entre muchos otros artistas que, a través de su arte, afirman que ciencia y música pueden potenciarse, ayudar a difundir la tarea de artistas, científicas y científicos de todo el país.

“Luego empezamos a compartir un poco lo que era “la cocina” de las profesiones. La idea fue generar un ciclo donde pudiéramos compartir la dimensión humana que hay a través de la ciencia y de la música. Y se nos ocurrió llevar a los músicos al laboratorio. Mostrar cómo es el mundo de un científico, que generalmente es muy poco conocido. Y generar este diálogo entre músico y científico que nos permitiera encontrar esos puntos en común y repensarnos como actores de una sociedad que cambió y que realmente necesita el trabajo interdisciplinario para tejer nuevas redes”, remarca Clara Cantore.

Hoy se celebra el Día del Investigador y de la Investigadora Científica en la Argentina porque el 10 de abril de 1887 nació en Buenos Aires Bernardo Alberto Houssay. Fue un estudiante prodigio. Se graduó de bachiller a los 13 años, en el Colegio Nacional de Buenos Aires; a los 17 años se recibió de farmacéutico y a los 23 años de médico.

En 1922 recibió el Premio Nacional de Ciencias por su trabajo Acción fisiológica de los extractos hipofisiarios, donde hay indicios de las investigaciones que le valieron el Nobel.

En 1934 impulsó la creación de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC) con la finalidad de conseguir el financiamiento adecuado para que los científicos desarrollen sus investigaciones con más tiempo y resultados más precisos.

En el año 1945 publicó el tratado Fisiología humana, en coautoría con figuras destacadas de sus equipos de trabajo. La publicación, que incluía artículos e ilustraciones sobre fisiología general, fue traducida a varios idiomas, entre ellos, al francés, inglés, portugués e italiano, un hecho importantísimo de la divulgación científica argentina.

La publicación de este tratado le otorgó a Houssay la consagración internacional y el 23 de octubre de 1947 fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina convirtiéndose así en el primer latinoamericano en recibir la distinción en ciencias. Sus investigaciones y descubrimientos sobre el papel de la hipófisis en la regulación de la cantidad de azúcar en sangre resultaron esenciales para comprender la diabetes.

Si bien Houssay ya era conocido por sus extraordinarias investigaciones en distintos centros científicos del exterior, la obtención del Nobel le otorga la consagración internacional e instala a la Argentina en el mundo de la ciencia.

Fue un gran impulso para seguir encabezando proyectos de investigación y continuar con la formación de discípulos. Uno de sus mayores discípulos fue Luis Federico Leloir, Premio Nobel de Química en 1970. Un Nobel formó a otro Nobel, ambos científicos argentinos, un hecho muy poco común en el mundo.


Bernardo Houssay

Uno de los legados más importantes fue el impulso que dio a la creación de numerosos institutos y centros para el progreso de la ciencia en el país. En 1934 creó la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC); y en 1958, la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), como centro de investigación nacional.

“Los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico-tecnológico, y los países pobres lo siguen siendo porque no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”, sostenía Bernardo Houssay.

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