Las obras de esta iglesia –puesta bajo la advocación de Nuestra Señora de Belén– fueron iniciadas en 1734 en el Alto de San Pedro, al que se llegaba cruzando el arroyo Seco del Sur, límite virtual entre la ciudad y su arrabal. Se trabajó sobre planos del insigne Andrés Blanqui, y fueron dirigidas sucesivamente por Juan Bautista Prímoli y José Schmidt, todos ellos jesuitas; aunque no está probado, es posible que por enfermedad del último en 1744 se haya llamado a colaborar en la construcción al arquitecto italiano Antonio Masella. El templo formaba parte del conjunto jesuítico conocido como “Colegio Chico” –integrado además por el Colegio, la Residencia y la Casa de Ejercicios Espirituales para hombres–, que tras la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767 pasará a depender de los padres bethlemitas (ver página siguiente).

En 1813 se convierte en sede de la Parroquia de San Pedro González Telmo. La iglesia está precedida por un atrio cercado por rejas de hierro forjado. Tiene una planta en cruz latina, con tres naves – la central cubierta por bóveda de cañón corrido y las laterales por bóvedas de crucería– y cúpula sobre el transepto apoyada en un tambor octogonal; esta última, de construcción tardía (entre 1857 y 1876), es obra de José Della Valle.
En el interior del templo, que conserva la sencillez de sus rasgos coloniales originales, pueden admirarse valiosos retablos y pinturas de la escuela cusqueña, destacándose entre ellas la notable serie de las Sibilas ubicada en la sacristía (estos personajes de la mitología grecorromana eran profetisas capaces de conocer el futuro, inspiradas en ocasiones por Apolo; los Padres de la Iglesia las adoptaron con similares atribuciones, asignándoles un rol equivalente al de los profetas bíblicos).

El rediseño de la fachada a cargo de Pelayo Sáinz (1931) modifica íntegramente la imagen original mediante altas torres-campanario rematadas por cupulines, planteando la paradoja que supone la imposición del estilo neocolonial a una iglesia auténticamente colonial del siglo XVIII. En 1942, al tiempo de su declaración como Monumento, es restaurada por el arquitecto Mario Buschiazzo.
Textos: Alberto Petrina.
Ubicación:
Provincia: Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Dirección: Humberto I Nº 340
Declaratoria: Decreto N° 120.412/1942
Categoría: Monumento Histórico Nacional