Durante la década de 1930 el gobierno conservador del general Agustín P. Justo propugnará una política de desarrollo turístico fundamentalmente dirigida a los sectores sociales medio altos que debe ser registrada como la primera acción orgánica oficial en la materia. La creación de la Dirección Nacional de Vialidad en 1932 y la inauguración de la ruta pavimentada entre Buenos Aires y Mar del Plata en 1938 incidirán en la acelerada transformación del balneario en una urbe populosa y, ya bajo la gestión peronista de las décadas de 1940 y 1950, en un centro turístico de masas.
En esta tarea, el presidente Justo tendrá un eficaz colaborador en el gobernador de la Provincia Manuel Fresco (1936-1940), un filofascista autoritario a la par que indudablemente eficiente en materia de obra pública, área a cuyo frente designará al ingeniero agrónomo José María Bustillo. Su hermano, el arquitecto Alejandro Bustillo (1889-1982), será el autor del proyecto del gran conjunto del Casino y el Hotel Provincial. Obra magna que dotará a la ciudad de un frente marítimo de escala monumental sobre la suave curva de la playa Bristol, imantada por el magistral sentido escenográfico de Bustillo –que ya había experimentado en el Hotel Llao Llao de Bariloche y volverá a probar en el Monumento a la Bandera de Rosario–, establece un equilibrado diálogo urbano entre la costa y la ciudad con eje en la diagonal que enlaza a la Plaza Colón, la plaza seca entre ambas moles edilicias y la bajada a la playa, enmarcada por el célebre par de lobos marinos del escultor José Fioravanti (1896-1977).
La obra del edificio Casino se inicia en 1938, inaugurándose por sectores a fines de 1939 y de 1941; a su vez, la construcción del Hotel Provincial comienza en 1942, con habilitaciones parciales en 1943 y finalización total de las obras en 1948. Ambos edificios, casi gemelos, conforman el núcleo del conjunto y exhiben la tendencia academicista tan frecuentada por el autor, que en este caso se inclina por una vertiente sabiamente simplificada –e imponente– del estilo Luis XIII. La materialidad exterior se viste con piedra Mar del Plata en pilastras, pórticos y elementos ornamentales, ladrillo visto para los paños y pizarras cubriendo las mansardas de hormigón, sabia elección de Bustillo que por su buena resistencia a la corrosión marina le permitió sortear el acelerado deterioro sufrido por la antigua Rambla Art Nouveau, que su obra viniera a reemplazar.
Párrafo aparte merecen los seis espectaculares murales del artista César Bustillo (1917-1969), hijo del arquitecto, quien los pinta entre 1948 y 1950 por ofrecimiento de su padre. Ubicados en el espacioso vestíbulo del Hotel Provincial, fueron realizados con la técnica de pintura al fresco. Tanto la envergadura de la obra cuanto su temática la dotan de un carácter épico en el que las referencias a la mitología clásica confluyen en una original fusión con tradiciones y personajes populares criollos.
Retornando al análisis del gigantesco complejo edilicio, cabe destacar la civilizada lección de urbanismo que la visión de Alejandro Bustillo hiciera extensiva a la ciudad en que la inserta el conjunto, ya que éste acabaría determinando la altura, dimensiones –y hasta ciertos rasgos estilísticos– de todo un sector de la franja costera durante varios años. Infelizmente, la sucesión posterior de administraciones municipales cómplices de la más salvaje especulación inmobiliaria abandonó aquella virtuosa determinación. Aun así –y pese a la pérdida de armonía y escala del entorno–, esta verdadera fachada oceánica de Mar del Plata continúa siendo hasta hoy una verdadera postal-fetiche de la urbe.
Textos: Alberto Petrina.
Fotos: Sergio López Martínez.
Ubicación
Provincia: Buenos Aires.
Ciudad: Mar del Plata.
Dirección: Boulevard Marítimo Patricio Peralta Ramos.
Declaratoria: Decreto N° 349/1999.
Categoría: Conjunto urbano arquitectónico nacional.