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Exposición al humo del tabaco


El humo del tabaco (HT) está compuesto por la mezcla del humo que exhala la persona que fuma (humo primario) y el humo que emana el cigarrillo encendido (humo secundario). Este último tiene una mayor concentración de tóxicos ya que no está sometido a ningún tipo de filtro y pasa directamente al aire.

El humo de segunda mano es aquel que se encuentra en un espacio donde alguien esta fumando. Contiene más de 7000 sustancias tóxicas y unas 70 sustancias que producen cáncer. El humo del tabaco está clasificado como un carcinógeno de Clase A, es decir, que no tienen un nivel mínimo de exposición que sea seguro para la salud.

El humo de tercera mano es una invisible mezcla de gases y partículas que permanecen adheridas al pelo y la ropa de las personas fumadoras, a los muebles, las alfombras o tapizados, u otros objetos luego de que el/la fumador/a apaga su cigarrillo. Estas sustancias incluyen metales pesados, sustancias cancerígenas e incluso materiales radioactivos que pueden permanecer MESES después de que se ha ventilado la habitación donde se estuvo fumando. Los niños pequeños son los más perjudicados por este tipo de humo: tocan o ingieren estas sustancias, especialmente cuando gatean o juegan en el piso.

La exposición al humo del tabaco es una causa prevenible de enfermedad y muerte tanto en fumadores/as como en no-fumadores/as. La exposición al humo puede causar efectos inmediatos que incluyen irritación de los ojos, la nariz, la garganta y los pulmones, dolor de cabeza, náusea y mareos.

A largo plazo, la exposición al humo del tabaco se asocia con complicaciones respiratorias, distintos tipos de cáncer (principalmente de pulmón) y enfermedad cardiovascular. También es causa de serias complicaciones en niñas/os ya que estas/os respiran más rápido que los/las adultos/as y aspiran más productos químicos nocivos por kilogramo de peso.

La exposición al HAT aumenta un 20-30% el riesgo de cáncer de pulmón y de enfermedad coronaria y de ACV en personas no fumadoras.

Los hijos/as de madres/padres que fuman tienen el doble de riesgo de padecer el síndrome de muerte súbita del lactante (principal causa de muerte en el primer año de vida) que los hijos/as de no fumadores/as.

Las niñas y los niños expuestos al humo tienen tos crónica, disminución de la capacidad de sus pulmones, más episodios de asma, bronquitis, neumonía y otitis.

Además, tienen mayor probabilidad de adicción a la nicotina en la adolescencia, mayor frecuencia de caries, alergia a los alimentos, problemas en la piel y mayor frecuencia de cáncer en la adultez. También presentan con mayor frecuencia problemas de conducta, síndrome de hiperactividad, déficit de atención y menor rendimiento escolar. Por otra parte, faltan seis veces más a la escuela que los/las hijos/as de no fumadores/as y concurren a la consulta médica con más frecuencia.

La única manera de que las personas que no fuman no se vean expuestas al humo de tabaco es que los espacios cerrados sean 100% libres de humo.

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