Presidencia de la Nación

Primer viaje de Fidel Castro a Buenos Aires

Mario Cámara reflexiona sobre el registro audiovisual de la primera visita de Fidel Castro a Buenos Aires en 1959.


Mario Cámara

(CONICET/UNA/UBA)

La cinta dura apenas 1:13 y es un fragmento de la edición n° 164 de “Noticias de América”, una sección de Sucesos Argentinos. Las primeras palabras del locutor, Carlos D’Agostino, anuncian que la presencia de Fidel Castro ha dado ocasión al hombre de la calle para testimoniar su afecto y su admiración por el jefe de la revolución cubana. La cinta nos muestra un auto negro llegando al Alvear Palace Hotel en medio de un grupo escaso pero apretado de personas. De entre el grupo, podemos observar a una mujer con un pañuelo en su cabeza que aplaude con entusiasmo, a un hombre, cuyo rostro no se distingue, que alza un diario a modo de saludo, mientras que otro sonríe, y otros levantan sus manos.

¿Quiénes eran esas personas que habían ido a saludar a Fidel Castro? ¿Vecino del barrio adinerados? ¿Qué se sabía de Fidel Castro y de la Revolución Cubana en esos momentos? Hay un primer dato que emerge de las imágenes que resulta sugerente, no hay jóvenes entre quienes fueron a recibirlo al hotel, a excepción del propio Fidel, que en ese momento tiene 33 años, y de quienes parecen oficiar como su cuerpo de seguridad. El ingreso del líder cubano, a quien, en principio, solo vemos de espalda, tiene algo de tumultuoso, como si el grupo de probables vecinos adinerados se descontrolara de repente. Todos quieren tocar a Fidel. La seguridad, probablemente Celia Sánchez Manduley y Luis Más Martín, parece desesperada, no para que ese público, entre entusiasta y tenso, así lo define el locutor, no lo toque sino para que directamente no lo aplasten. La escena, en la que se percibe un corte, dura apenas diez segundos. Si le quitáramos el sonido y nos concentráramos en el movimiento de los cuerpos podría confundirse con un paso de comedia, un fragmento perdido de algún film de los hermanos Marx. A los empujones, del público y de la seguridad, se le suman los movimientos acrobáticos del propio Fidel, cuyo objetivo, parece evidente, más que mezclarse con su público, consiste en sortearlo y llegar cuanto antes a la puerta de ingreso del hotel. Desde ese momento, la filmación nos muestra otras dos escenas. La primera lo ubica a Fidel, definido ahora por el locutor como “el héroe de Sierra Maestra” en el subsuelo del Alvear Palace Hotel. Allí lo esperan periodistas o mejor dicho lo rodean en un nuevo tumulto, incluso superior al que lo esperaba en la calle. Lo vemos de frente por primera vez, más que respuestas parece ofrecer un discurso que acompaña con el clásico movimiento enérgico de su brazo derecho.

Finalmente, en nuevo salto de la filmación, la tercera escena, lo encontramos al lado del presidente Arturo Frondizi, que sonríe, rodeado por Carlos Florit, canciller argentino y Julio Amoedo, embajador argentino en Cuba. Castro se mantiene serio, apenas esboza una sonrisa durante unos segundos. En los tres escenarios parece tenso, fuera de lugar entre tanto apretujamiento y tanta ceremonia. Y no es para menos, habían pasado apenas cuatro meses de su ingreso a La Habana luego de haber atravesado la isla en condiciones paupérrimas. Había llegado a Buenos Aires el 1º de mayo de 1959 para participar de la Comisión de los 21 de la OEA. Todavía no se había declarado socialista y varias veces debió responder sobre el tema. El viaje había comenzado en Estados Unidos y culminaría en Brasil. Fidel estaba abriendo una etapa, la era de las revoluciones, la larga década de los sesenta se estaba iniciando también con su viaje, quizá por eso el fuera de lugar, el público, el que lo seguiría y se politizaría por el espacio abierto por Cuba apenas estaba naciendo, probablemente por ello no acudió a la cita aquella mañana de mayo de 1959.

Para Inspiraciones: pensamientos desde archivos. Bicentenario del Archivo General de la Nación.


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Mario Cámara - Fidel Castro en Buenos Aires (2.2 Mb)

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