Presidencia de la Nación

Tomorrow

Fernando “Coco” Bedoya


Susana de Alfredo Sturla

Artista: Fernando “Coco” Bedoya (Perú, Borja, 1952)
Título: Tomorrow
Origen: Primer Premio Adquisición Salón Nacional de Artes Visuales, 2011
Fecha de creación: 2011
Tipo de obra: Grabado
Técnica | Materiales: Serigrafía, collage, relieve, impresión de alto impacto
Medidas: 110 x 200 x 15 cm

A inicios de la década de 1980, en el marco de la apertura democrática en Argentina, el artista y activista Fernando “Coco” Bedoya se integró al Frente de Artistas del Movimiento al Socialismo (MAS), de orientación trotskista. En dicha década, desarrolló un repertorio iconográfico caracterizado por la irreverencia, el humor y la agudeza intelectual que trasladó al espacio público mediante diversas intervenciones colectivas, entre ellas El Siluetazo en 1983, una de las experiencias artísticas y performáticas más importantes de las últimas décadas. Bedoya participó en varias agrupaciones artísticas, tanto en Perú ‒como Paréntesis y Huayco‒ como posteriormente en Argentina ‒colectivos como GAS-TAR y C.A.Pa.Ta.Co.‒, compartiendo con otros artistas su ideario político y compromiso con las luchas sociales, que se plasmó en distintas intervenciones artísticas de carácter colectivo en el espacio público.

En Tomorrow el artista emplea diversas técnicas y superpone imágenes para emular el efecto del montaje cinematográfico, buscando provocar en el espectador reacciones tanto intelectuales como emocionales a través de asociaciones de significado. La obra presenta figuras de enanos de jardín, objetos cotidianos producidos en serie, de pequeño formato, que suelen exhibirse en los jardines con una función meramente ornamental. Cada uno de ellos porta en su rostro retratos de figuras políticas de primer orden en el país. Las imágenes de estos rostros, extraídos de la cultura visual periodística, individualizan a cada personaje y, aunque inicialmente parecen fácilmente reconocibles, la superposición, el enfoque y la distorsión de las imágenes dificultan su identificación precisa. No obstante, es evidente que se trata de figuras, civiles o militares, identificables por los atributos que portan.

Esta representación busca trazar una genealogía política que evidencie la responsabilidad en el devenir del país. Aunque se identifican figuras como Alfonsín, María Estela Martínez de Perón o Jorge Rafael Videla, la obra sugiere que la individuación de estos personajes es secundaria, ya que todos se asemejan, al punto de generar confusión en su identificación. Sin embargo, es innegable que todos aportan lo mismo: piedras, que pueden interpretarse como una metáfora de su contribución al “hundimiento” del país. Tanto las piedras que los personajes sostienen, como sus rostros, están trabajados en relieve mediante una técnica de impresión de alto impacto, destacándose del resto de la figura, casi plana, y del fondo blanco.

La repetición de las figuras (de igual tamaño, dispuestas en el plano a la misma altura y con la misma inclinación) funciona como una herramienta narrativa para sugerir esta condición sisífica, y por lo tanto absurda, en la relación entre la dirigencia y el país. Las figuras políticas, entonces, en la mirada radicalmente crítica de Bedoya, aparecen en una doble condición: como quienes hunden al país con su piedra, y como quienes están condenados, como Sísifo, a empujar una roca sólo para verla rodar hacia abajo infinitamente.

Además, la reiteración de la imagen se ve reforzada semánticamente por la palabra "mañana" que aparece escrita sobre cada una de las figuras. Las distintas tipografías utilizadas en la composición pueden pensarse como una alusión a los múltiples usos de esa palabra como promesa, como idea de futuro, que la política practica repetitivamente con resultados que, en la obra, aparecen representados en esas piedras, todas iguales, que cada una de las figuras ofrece, y que no son más que la garantía de una nueva decepción, un nuevo hundimiento.

Así, en la obra, el significado se construye capa sobre capa, en las transparencias, las yuxtaposiciones y los ensamblajes de imágenes pregnantes de la vida cotidiana, de la cultura visual, del presente político y de la historia nacional, que son forzadas a abandonar su representación icónica para construir un sentido nuevo que emerge del procedimiento artístico. En palabras del artista: “Las cosas en la pintura siempre están en lucha. No por el intento de escapar de la coseidad (realidad), sino todo lo contrario: por animarla. Hacer que arda”.

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