Entre las oníricas invenciones arquitectónicas de Francisco Salamone, las actuales ruinas del matadero de Carhué tienen el plus que les otorga el espectacular entorno del Lago Epecuén, con sus bandadas de flamencos australes que sobrevuelan el fantasmagórico bosque desecado por la sal que dejó la histórica inundación de 1985, cuyos efectos alcanzaron a los hoteles y a la Villa Lago Epecuén.
Último eslabón lacustre dentro del sistema de lagunas encadenadas del Oeste, el alto nivel de salinidad y mineralización de sus aguas había transformado al sitio en un prestigioso balneario termal para el tratamiento terapéutico de enfermedades reumáticas y de la piel. El gran matadero, encargado junto a la municipalidad por el comisionado Juan Marcalain, fue inaugurado en 1938 y es el segundo en dimensiones y superficie dentro de toda la serie construida para esta temática.
No hay que perder de vista que este complejo edificio articulaba, dentro de la ribera nordeste, al pueblo de Carhué –antiguo Fuerte “Comandancia Belgrano”– con la villa termal y los hoteles construidos durante el auge turístico de las décadas de 1920 y 1930. La torre-tanque y el gigantesco letrero Art Decó de hormigón armado empleado para componer la palabra “Matadero”, funcionaban como una fachada parlante que promocionaba la extra- vagante Modernidad del Estado Conservador, que de la mano del político Manuel Fresco gobernó la provincia de Buenos Aires entre 1936 y 1940, durante el período conocido como Década Infame.
La robusta torre-tanque reitera en su remate la fuerza expresiva de la cuchilla del sacrificio, aunque aquí más suavizada que en los espectaculares ejemplos de Pringles y Azul, al entremezclarse dicho motivo con ruedas y engranajes como alegorías maquinistas de la velocidad y el avance tecnológico. La evocación de la torre planteaba un interesante juego urbano junto a otros hitos contemporáneos, como el almenado Fortín “El Centinela” –recreación turística que señalaba el punto de partidas de las primeras divisiones de la Campaña del Desierto–, el arco con doble torreón del Balneario Minas de Epecuén y el flamante Palacio Municipal, con la más impactante de las torres comunales de Salamone.
Textos: Sergio López Martínez.
Ubicación:
Provincia: Buenos Aires
Ciudad: Carhué, Adolfo Alsina
Dirección: Acceso a Epecuén
Declaratoria: Decreto N° 1.138/2014
Categoría: Bien de Interés Histórico y Artístico Nacional