¿Qué es la neutralidad de carbono?
La neutralidad de carbono implica alcanzar un resultado neto de cero emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), esto es, emitir a la atmósfera la misma cantidad de gases que se absorbe por otras vías.
La absorción de los GEI se logra a través de sumideros de carbono. Los sumideros son cualquier sistema, natural o artificial, que absorba más carbono del que emite. Los principales sumideros naturales de carbono son el suelo, los bosques y los océanos, que asimilan el carbono atmosférico y lo transforman en oxígeno, contribuyendo a reducir la cantidad de CO2 del aire.
Estrategia a largo plazo
A partir de la adopción del Acuerdo de París, en el marco de la vigésimo primera Conferencia de las Partes (COP21) en 2015, los países participantes comenzaron a estudiar escenarios posibles en función del aumento de las concentraciones de GEI en la atmósfera, y el consecuente aumento en la temperatura a nivel global.
En ese sentido, el Acuerdo establece como meta en su artículo 2 reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con el fin de mantener el aumento de la temperatura promedio mundial muy por debajo de 2 °C por encima de los niveles preindustriales y continuar los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) presentó en 2018 un informe especial sobre los impactos esperados a raíz de un calentamiento global de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales y las sendas de emisiones correspondientes a ese aumento. El informe advirtió que, para limitar el calentamiento global a 1,5 °C se necesitarían transiciones “rápidas y de gran alcance” en materia de energía, industria, arquitectura, transporte y planificación urbana. Advirtió además que sería necesario que las emisiones netas globales de CO2 de origen humano disminuyeran en 2030 alrededor de un 45 % respecto de los niveles de 2010 y siguieran haciéndolo hasta alcanzar el "cero neto" aproximadamente en 2050.
En ese marco, Argentina se encuentra trabajando en la elaboración de la Estrategia a Largo Plazo a 2050 y del Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático de acuerdo a lo que establece la Ley n.º 27520, para alcanzar el objetivo de un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero que contribuya a enfrentar, de forma integral, al cambio climático.