La panadería comenzó a funcionar en la década de 1970. La pandemia de COVID-19 en 2020 profundizó la crisis que el negocio venia atravesando en los últimos años y el dueño comunicó la decisión de bajar las persianas. Lxs trabajadorxs propusieron como alternativa que se les ceda el manejo del establecimiento en forma de cooperativa. En abril de este año comenzaron a gestionar su fuente de trabajo, logrando saldar gran parte de las deudas, reacondicionar el espacio y abonar en tiempo y forma un salario mínimo, vital y móvil por seis horas de trabajo. Esto permite a sus integrantes pasar más tiempo con sus familias, formarse o contar con emprendimientos propios.

Gómez Alcorta escuchó a lxs trabajadorxs, que compartieron las tareas y proyectos que llevan adelante. Éstas no sólo abarcan la producción, sino también la capacitación en panadería y pastelería para vecinxs de las villas 21-24- Zavaleta, con el fin de dar las herramientas necesarias para poder desarrollar emprendimientos y generar una salida laboral concreta.

En la actualidad, la cooperativa lleva adelante una política de incorporación de personal femenino. De las 23 personas que allí trabajan, siete son mujeres y cuatro de ellas se sumaron este año. Entre vendedorxs ambulantes, comercios barriales, proveedores y servicios de reparación, hay unas 300 personas más que se ven beneficiadas por la recuperación de la panadería. Además, Amasando Futuro ofrece sus instalaciones a otros emprendimientos gastronómicos barriales -integrados en su mayoría por mujeres- con el objetivo de fomentar el trabajo cooperativo, generar fuentes de empleo y contribuir con la independencia económica de las vecinas.