Fue durante la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, en Panamá, en 1943, que se decidió que en Argentina, las maestras y maestros celebran su día. Quedó establecido que sería todos los 11 de septiembre, en homenaje a Domingo Faustino Sarmiento, considerado el padre del aula, que falleció en esa misma fecha, pero en 1888.

Sarmiento fue uno de los primeros en señalar que era necesaria una ley educativa argentina, y si bien durante su mandato como presidente no se llegó a sancionar ninguna, la que finalmente terminó siendo la revolucionaria Ley 1420 de educación universal, obligatoria, gratuita y laica está basada en buena parte de su texto “De la educación popular”, de 1849.

Tuvieron que pasar más de 70 años de celebración para que el lenguaje dejara de invisibilizar a las mujeres y se hiciera justicia en el nombre festejo. Durante mucho tiempo, el 11 de septiembre fue el “Día del maestro”, a pesar del que el 80 por ciento del cuerpo docente de educación obligatoria es femenino. Ahora, el festejo es por el “Día de las maestras y los maestros”.

Porque se reconoce a la educación como un pilar fundamental para el desarrollo equitativo de nuestro país es siempre necesario destacar a los y las docentes que llevan a cabo esa tarea.