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Residuos verdes en municipios, claves para su aprovechamiento

Los restos de poda e higiene urbana pueden representar, en municipios o comunas, hasta el 60 por ciento de los residuos generados. A fin de tratar estos materiales de manera eficiente, el INTI elaboró una guía con aspectos a considerar para su gestión integral en función las características y posibilidades de cada territorio.


La gestión de los residuos verdes -provenientes de jardinería y poda en ambientes domésticos o del mantenimiento de la higiene urbana- puede representar, en determinados momentos del año, una problemática ambiental y económica considerable para los municipios.

Dependiendo de las características de la región, estos residuos explican entre el 6 y el 60 por ciento de los residuos sólidos urbanos, con un volumen que puede dificultar su disposición final.
Con el objetivo de convertir los residuos en recursos que puedan aprovecharse y generar valor en un esquema de economía circular, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) elaboró la Guía para una gestión integral de residuos verdes municipales. Herramientas para planificar en el territorio (2021).

“El desafío es transformar el problema de la generación y la disposición de los residuos verdes en una oportunidad para desarrollar emprendimientos productivos a partir de la gestión sustentable de este recurso”, explica Eugenio Pettigiani, integrante del Departamento Química Analítica y Residuos Urbanos de la región Centro del INTI.

La guía compila y articula los saberes generados a partir del trabajo conjunto entre el organismo, municipios y otras instituciones públicas y privadas. Esa experiencia se tradujo en una serie de herramientas metodológicas que faciliten a los municpios planificar la gestión de los residuos verdes, en función de las condiciones específicas de su territorio.

En esa línea, el documento está dirigido particularmente a tomadores de decisiones y técnicos responsables de construir capacidades operativas a nivel municipal en la gestión de los residuos verdes. “Se trata de una herramienta orientadora y que ofrece ejemplos para implementar el llamado ciclo de ‘Deming’ (planificar-implementar-evaluar-corregir) de la gestión de los residuos verdes desde una perspectiva integral, que comprende también valoraciones sobre impactos ambientales”, agrega Guillermo Garrido, especialista ambiental del INTI.

Una de las intervenciones mencionadas en la guía es un relevamiento realizado por el INTI en 2018 de las especies de árboles en la vía pública de la ciudad de Posadas, Misiones, para luego contabilizar y caracterizar los residuos verdes que éstas generaban. Como resultado, el municipio encontró que el volumen de la fracción de material valorizable energéticamente podía alimentar una planta de energía eléctrica de 1 MW de potencia. “Lo que antes era un desecho se transformó en la posibilidad de un insumo que reduce la huella ambiental”, apunta Garrido.

La guía propone relevar las dimensiones y características de los residuos a tratar, los actores involucrados en el proceso de generación, tratamiento y disposición final, las tecnologías e instrumentos legales disponibles y, finalmente, presenta los posibles usos derivados del material.

Con los parámetros que presenta el documento, los municipios cuentan con la posibilidad de realizar un autodiagnóstico de su situación para diseñar una respuesta situada acorde a sus condiciones territoriales y productivas, en base a consideraciones económicas, ambientales y sociales. En otras palabras, brinda una serie de herramientas teórico-metodológicas que facilitan la planificación de la gestión. En tal sentido, Natalia Cruz, del Departamento de Sistemas y Herramientas para el Desarrollo Sustentable del INTI, enfatiza que la guía “invita a seguir las jerarquías ambientales para la gestión de los residuos verdes, con foco en las prácticas de poda y jardinería que permitan reducir la generación de residuos desde su origen y, posteriormente, encontrar alternativas para su valorización".
De la publicación se desprende que, en determinadas regiones, el volumen y las características de los residuos verdes generados puedan derivar en la producción de bioinsumos –por ejemplo, chips de madera para el sector productivo- o fomentar el reciclado y uso en origen.

“Esto solo es posible con el involucramiento de la comunidad y teniendo en cuenta que es un camino que requiere tiempo, inversiones, un cambio cultural y la mejora continua de los procesos de transformación”, concluye Pettigiani.

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