Durante la sesión de ayer, Espert definió a Hebe de Bonafini como “una persona que ha sido una verdadera deshonra para la Nación”. Más tarde, añadió: “Murió Néstor Kirchner, murió Hebe de Bonafini: se está cerrando otro de los tantos períodos oscuros de la Argentina, marcado por el robo, la mentira y la pobreza. Mi homenaje es a las víctimas de Sueños Compartidos y a todas las víctimas de estos delincuentes. Se viene el ‘Nunca más’ a la prepotencia de estos delincuentes. Kirchnerismo nunca más”.

Es preocupante y peligroso que un dirigente político y diputado nacional, quien ya fue denunciado por esta Secretaría por incitación a la violencia, agravie a una de las principales referentes del movimiento de derechos humanos de nuestro país y del mundo.

Hebe de Bonafini comenzó a luchar en plena dictadura cívico-militar por la aparición con vida de sus hijos Jorge y Raúl, desaparecidos en 1977, momento desde el que integró la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Hebe fue protagonista indiscutible del proceso de Memoria, Verdad y Justicia y de muchas otras luchas por los derechos humanos de los más vulnerables.

Quienes tienen responsabilidades políticas e institucionales, como el diputado nacional Espert, tienen la obligación moral y jurídica —en virtud de compromisos internacionales en materia de derechos humanos— de mostrar empatía y proteger a las víctimas y familiares de violaciones de derechos humanos. Todo lo contrario a lo que hizo el diputado Espert.

En un contexto en el que los discursos de odio y de negación del terrorismo de Estado proliferan, necesitamos fortalecer el compromiso de todos y todas con la democracia para asegurar el “Nunca más” y los postulados de Memoria, Verdad y Justicia por los que luchó Hebe.