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Rastreador ARA “Fournier”: custodio eterno de las latitudes australes

A 71 años de su hundimiento, la Armada Argentina recuerda a los 77 marinos que murieron en cumplimiento del deber.


El 21 de septiembre de 1949, el rastreador ARA “Fournier” había zarpado desde Río Gallegos hacia Ushuaia. Un día después, una tormenta en el Estrecho de Magallanes le arrebató su futuro. Poco se supo sobre lo que pasó: las olas furiosas de aquel temporal o alguna roca de imprevisto golpearon el casco del buque y marcaron en su destino un hundimiento inminente.

Los únicos testigos fueron sus 77 tripulantes (75 militares y dos civiles), pero la historia de aquella madrugada yace con ellos. Solo nueve pudieron escapar en balsa, pero ninguno sobrevivió. Se encontraron sus cuerpos, algunos restos de carga y balsas rotas. Los relojes que llevaban puestos se detuvieron entre las 4.20 y las 4.25.

Era una unidad joven: el rastreador había sido producto de la industria naval local y botado el 5 de abril de 1939 en los astilleros de San Fernando. Su historia de vida lo encontró operando con asiento en Puerto Belgrano desde octubre de 1940, en la Escuadrilla de Rastreo y Minado.

Desde 1948 integró la División Rastreadores de la Zona Naval Marítima. En agosto del año siguiente, el “Fournier” fue destacado como buque de estación a Ushuaia para dar apoyo a otras naves, hacer patrullas, controlar la caza y pesca ilegal, y ayudar a pobladores alejados de la ciudad. La travesía por los canales fueguinos fue su última misión.

La búsqueda

El “Fournier” era esperado en Ushuaia después del 22 de septiembre, pero nada se sabía de él desde la tarde del 21. Comenzó entonces su incansable búsqueda y se formó una patrulla de exploración conformada por remolcadores, fragatas y aeronaves que recorrieron cada rincón del posible derrotero del rastreador.

Las condiciones meteorológicas dificultaron la búsqueda e impidieron que se abarcara un mayor espacio. Las unidades fueron destacadas a los canales fueguinos, a la boca oriental del Estrecho de Magallanes y a las cercanías del Cabo de Hornos.

El 3 de octubre, una aeronave divisó restos de un naufragio en Punta Cono, a 60 millas al sur de Punta Arenas. Entonces, fueron destacados los buques “Bahía Blanca” y “Sanavirón”. Esa tarde, se encontraron dos lanchas rotas pertenecientes al “Fournier”, un salvavidas y un cuerpo no identificado.

A partir de aquel hallazgo, se acercaron más unidades a la zona. Un poblador chileno encontró otro cadáver y las naves argentinas recuperaron dos muertos a orillas del Canal San Gabriel. A 20 metros de la orilla de la Bahía Catalina se descubrió una balsa con otros cinco cuerpos, entre ellos el del Comandante del buque, Capitán de Corbeta Carlos Negri.

La noticia sobre el hundimiento del rastreador ARA “Fournier” produjo una gran angustia a nivel nacional. “La peor tragedia de la Marina en tiempos de paz”, titularon algunos diarios de la época. El Presidente Juan Domingo Perón declaró el duelo nacional por 3 días, con la bandera nacional a media asta.

Desde entonces, se rindieron varios homenajes en su honor: calles y monumentos del país llevan el nombre del inolvidable rastreador o de alguno de sus 77 tripulantes. La Armada Argentina los recuerda cada año y conmemora su última singladura con un monumento en Ushuaia; y conmemora la fecha con una ceremonia en la plaza “Rastreador Fournier” del Barrio Rivadavia de la Base Naval Puerto Belgrano.

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