El contexto de una sociedad que debe adaptarse a una situación de pandemia mundial significa un desafío para la convivencia de las personas, tanto en el ámbito familiar como comunitarios. Así como vemos en forma cotidiana episodios individuales o colectivos de solidaridad y empatía, también hemos presenciado durante la cuarentena el recrudecimiento de actitudes, frases y modos de comunicación que fomentan la discriminación y profundizan los episodios de estigmatización.

Por ejemplo, durante las últimas semanas, hemos visto ejemplos paradigmáticos de racismo estructural tales como la estigmatización y causalidad de la muerte de la militante social Ramona Medina en la Villa 31 de Retiro, o la persecución y violencia institucional dirigida hacia la comunidad QOM en Chaco, a nivel nacional; y el caso del asesinato del trabajador afrodescendiente George Floyd en Estados Unidos, hechos que han sido puestos de manifiesto como una representación cabal y resultante de esta construcción social y cultural-histórica. Y han sido los soportes tecnológicos quienes han contribuido a la viralización de estos hechos y conductas, un escenario inmejorable para su divulgación a través de mensajes basados en estereotipos y prejuicios que se incorporan y naturalizan diariamente, lo que hace que resulte tan difícil detectarlos y ponerlos en cuestión.

En este marco, los equipos del Observatorio contra la discriminación del INADI han realizado este informe con diagnóstico y propuestas, con el fin de contribuir a desterrar de nuestras prácticas cotidianas actitudes lesivas para el conjunto social, y en la certeza de que juntos podemos contribuir a la construcción de una sociedad sin discriminación.