"Puccini y la Argentina": a cien años de la muerte del gran compositor italiano
Se trata de una muestra inmersiva en el Museo Nacional de Arte Decorativo, el Instituto Italiano de Cultura en Buenos Aires y la Casa de la Cultura, que recorre la obra del genial músico europeo. En esta nota, conversamos con Laura Malosetti Costa y Daniel Varacalli Costas, curadores de la exposición que continúa abierta hasta el 15 de diciembre.
La bohème; Madama Butterfly; Tosca; Turandot son algunas de las obras que lo convirtieron en uno de los compositores más importantes de la historia de la ópera. Aún hoy, a cien años de su fallecimiento en Bruselas, el 29 de noviembre de 1924, continúa vigente gracias a su legado extraordinario, y las múltiples interpretaciones de músicos y cantantes de distintas partes del mundo.
Al respecto, el Museo Nacional de Arte Decorativo (MNAD) —dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación—, el Instituto Italiano de Cultura y la Casa de la Cultura presentan, hasta el 15 de diciembre, “Puccini y la Argentina”: una experiencia inmersiva que invita a acercarse al legado musical y cultural del compositor italiano.
Hijo de una familia de varias generaciones de músicos, Giacomo Antonio Domenico Michele Secondo Maria Puccini nació en la ciudad italiana de Lucca, el 22 de diciembre de 1858. Si bien ellos se especializaban en órgano y música religiosa, el joven Giacomo no continuó los mismos pasos familiares. El cambio o la revelación se dio en Pisa, cuando escuchó por primera vez la ópera Aida, de Giuseppe Verdi, en 1876.
La pasión lo llevó a estudiar en el Conservatorio de Milán, donde conoció a los maestros Antonio Bazzini y Amilcare Ponchielli. Y fue en esa época, en 1882, cuando le llegó la noticia sobre un concurso de ópera. Puccini sintió que era la oportunidad de comenzar. Para aquella competencia, compuso la música de Le villi, una ópera de un acto con libreto de Ferdinando Fontana. Si bien no ganó el concurso, se estrenó dos años después en el Teatro dal Verme de Milán. La pieza no obtuvo un éxito destacable, pero llamó la atención del editor de música Giulio Ricordi, quien se acercó a Puccini para la composición de una segunda ópera. Luego de cinco años de trabajo, el italiano finalizó Edgar (1889) para estrenarla en el aquel mismo teatro milanés. El éxito, otra vez, no fue el esperado.
Más tarde, compuso la música para Manon Lescaut –originalmente escrito por Ruggiero Leoncavallo, pero luego también intervinieron Domenico Oliva, Marco Praga, Giuseppe Giacosa, Luigi Illica y Giulio Ricordi–. Se estrenó en el Teatro Regio de Turín y se convirtió en el primer éxito de Giacomo Puccini, al que le seguirán –a partir de su trabajo con los libretistas Luigi Illica y Giuseppe Giacosa– tres de las más famosas de la historia: La Bohème (1896), Tosca (1900) y Madama Butterfly (1904).
Puccini en la Argentina
Si bien en su Italia natal la consagración definitiva como uno de los mejores compositores de la ópera se había hecho esperar, Puccini ya contaba con una legión de fanáticos en Buenos Aires. Y no era de extrañar: a fines del siglo XIX y principios del XX, la Argentina había recibido una gran cantidad de inmigrantes europeos y, al parecer, amantes de la ópera. Él mismo lo comprobó en su primera y única visita, en 1905, cuando se hospedó en el edificio donde funcionaba el Diario La Prensa. Solo estuvo 47 días y el revuelo entre sus admiradores no tuvo comparación.
"Poco antes de que Puccini se fuera de Buenos Aires, el diario La Prensa, donde se hospedaba, le pide que le ponga música a un himno escolar, cuya letra había escrito un periodista del matutino especializado en educación, Matías Calandrelli. Puccini cumplió y escribió una música para las cinco estrofas y otra para el estribillo. El himno se llama Dios y Patria porque Calandrelli, si bien era italiano, era el caso raro de un nacionalista en tiempos de liberales", comentó Daniel Varacalli Costas, uno de los curadores de "Puccini y la Argentina", junto con Laura Malosetti Costa.
"El diario publicó la partitura luego de la partida de Puccini y, si bien parece que se cantó algunas pocas veces en colegios, quedó olvidado. En 2006, cuando realizamos con Gustavo Otero la investigación para nuestro libro Puccini en la Argentina, encontramos este material y lo publicamos. En Italia fue un acontecimiento, ya que era casi imposible descubrir música nueva de Puccini en el siglo XXI. Lo analizó el Centro Studi Giacomo Puccini de Lucca, también el catalogador de la obra de Puccini en el mundo, Dieter Schickling, y certificaron su autenticidad. Se estrenó aquí, luego en Italia (Lucca) y, este año, lo pudimos hacer con coro de niños, solistas y la Banda Sinfónica de la Ciudad. Si uno va a YouTube, se encuentra con que cantantes líricos de primera línea lo están grabando, como Charles Castronovo o Angela Gheorghiu, y cuenta con arreglos para diversas formaciones. Es lo única canción escolar escrita por Puccini y su única obra sobre texto en español", agregó el curador.
Por otra parte, es cierto que hablar sobre el estilo de Puccini tiene sus aristas y complejidades; pero, tal vez, es eso mismo lo que genera una atracción descomunal hacia la obra del compositor. En este sentido, Varacalli Costas arriesgó: "Puccini fue parte de una generación posterior a Verdi, que se llamó la 'Giovane Scuola'. Eran románticos y consideraban que el romanticismo no había prendido demasiado en los países latinos; admiraban en esto a Alemania y Francia, por eso la música del verismo -o realismo- no es tan italiana como puede parecer. Precisamente, estas fueron influencias fuertes en Puccini y sus contemporáneos: sus temas vienen en general de autores franceses y su orquesta tiene un espesor y una continuidad tomada de Wagner".
Y concluyó: "Por otro lado, Puccini elige temas más cercanos al oyente actual, no grandes héroes históricos, sino seres cercanos, a menudo pequeños; tiene además una gran sensibilidad por lo femenino. También trabajó de manera magistral los 'motivos conductores', que identifican personajes y situaciones, un recurso que se dirige a la psiquis del oyente. Puccini es un contemporáneo: un hombre entre el siglo XIX y el XX que todavía emociona al oyente del siglo XXI".
La exposición a cien años de su muerte
A propósito de la visita de Giacomo Puccini a Buenos Aires, y a un siglo de su fallecimiento, el Museo Nacional de Arte Decorativo, el Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires y la Casa de la Cultura –con el patrocinio de la Embajada de Italia en Argentina– inauguraron **“Puccini y la Argentina". Música, vestuario, bocetos, videos, elementos escenográficos, documentos y otros objetos dan forma a una experiencia inmersiva que invita a acercarse al legado musical y cultural de Giacomo Puccini. Al respecto, conversamos con la curadora e historiadora del arte, Laura Malosetti Costa.
-¿Cuáles son los ejes del relato curatorial que se presenta en la muestra?
-La exposición se integra en la celebración mundial dedicada a Giacomo Puccini a 100 años de su fallecimiento, para la cual fui convocada por el Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires y trabajamos en equipo junto con Daniel Varacalli Costas. Refiere a su relación con la Argentina y tiene tres ejes: el primero refiere al vínculo con nuestro país antes de su primera y única visita en 1905; el segundo refiere a esa visita, que fue trascendente para la Ciudad de Buenos Aires y significó el comienzo de una devoción por el maestro luqués que se ha prolongado en el tiempo. Este asunto es el que desplegamos en el tercer eje. En 2005 el cocurador de esta muestra, Daniel Varacalli Costas, investigó aquella visita a Buenos Aires al cumplirse 100 años, junto con su colega Gustavo Gabriel Otero, resultado de lo cual el Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires publicó un libro en 2006.
-¿Qué tipo de piezas se presentan? ¿Cómo nos acercan a la vida y obra de Puccini?
-La exposición se despliega en tres sedes: el Salón dorado de la Casa de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires (antiguo edificio del diario La Prensa) en Av. de Mayo 575; el salón de baile (Salón de los Espejos) el Salón Madame y el jardín de invierno del Palacio Errázuriz, sede del Museo de Arte Decorativo de Buenos Aires; .y la Sala Roma del Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires. En el primero -el edificio donde se alojó y se homenajeó Puccini durante su visita de 1905- se ofrecen conciertos y conferencias conmemorativas, además de algunos paneles y un video que relatan la historia de aquella visita, de los banquetes y homenajes que recibió allí, y el estreno de su única obra en español: el himno escolar Dios y patria, en nuestra ciudad.
En el bellísimo ámbito del Museo Nacional de Arte Decorativo desplegamos nuestro relato en tres formatos que se complementan para dar un estímulo sensorial multifacético a los visitantes, tal como ocurre en la ópera: ocho maniquíes representan cuatro parejas de las obras más difundidas de Puccini: Madame Butterfly, Tosca, La Boheme y Turandot, vistiendo trajes y tocados que fueron hechos por destacados diseñadores de vestuario del Teatro Colón, como Aníbal Lápiz y Hugo de Ana. En el Jardín de Invierno se exhibe en seis vitrinas un conjunto de objetos conmemorativos de la visita de Puccini a la Argentina y sus óperas: programas de sala, medallas, fotos, postales, estampillas, una pandereta pintada y dedicada por Joaquín Sorolla a Hericlea Darclé, la diva que encarnó a Tosca, el puñal de Tosca, etc., acompañado por copias de exhibición de escenografías de las óperas y bocetos de vestuario pertenecientes al Teatro Colón.
Al fondo, se proyectan dos videos en una gran pantalla, uno de ellos informativo acerca de Puccini y la Argentina a lo largo del tiempo (los tres momentos antes apuntados) y el otro con fragmentos de sus óperas representadas a lo largo del tiempo en el Teatro Colón, ambos realizados por Patricia Casañas y Victoria Varacalli. La música de ambos videos se proyecta en las salas y acompaña la exhibición de los maniquíes de parejas protagónicas. Finalmente, en la Sala Roma del Instituto Italiano de Cultura se presentan paneles y vitrinas alusivos a la historia del vínculo de Giacomo Puccini con la Argentina y la difusión inmediata de sus óperas una vez estrenadas. El diseño de todo este bello y complicado montaje ha estado a cargo de Silvina echave, Luis Gimelli y Carolina Olster.
-¿En su opinión, a qué se debe el éxito de Puccini en la Argentina, mientras en Italia todavía no había logrado la consagración que finalmente tuvo?
-Cuando Puccini viajó a Buenos Aires en 1905 ya tenía una legión de seguidores en Buenos Aires. Sus óperas habían sido dadas a conocer en el antiguo Teatro de la Ópera, sobre la calle Corrientes. Creo que las razones son, por un lado -y de un modo decisivo- la inmensa colectividad italiana que desde fines del siglo XIX daba su impronta al despliegue cultural de la Ciudad de Buenos Aires; y por otra parte, las novedades tecnológicas que permitieron escuchar su música a distancia y sostuvieron su presencia a lo largo del tiempo.
-En relación con esas magníficas obras que aún se siguen interpretando y difundiendo, ¿qué nos dicen hoy? ¿Qué diálogos habilitan con nuestra contemporaneidad?
-La ópera fue la primera forma de "obra de arte total", que recurría a las últimas novedades tecnológicas para conmover al público. La interacción, en las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX, entre literatura, artes visuales y música en la construcción de grandes audiencias o comunidades imaginarias, a partir del melodrama operístico, tuvo un importante rol en los relatos fundacionales de las naciones americanas. Héroes y heroínas trágicos, pasiones desatadas, sacrificios y grandes gestos de amor, raptos, crímenes y desastres naturales conmovieron y conmueven multitudes. En ese sentido, la ópera representa un caso de excepcional persistencia de los tópicos sentimentales del siglo XIX en la cultura llamada “culta”, aunque despojados en buena medida de aquél carácter conmovedor. Prevalecen, en la valoración contemporánea del melodrama operístico, sus valores musicales, la novedad de sus escenificaciones y vestuarios, y sobre todo la excelencia en las interpretaciones.
-Para quienes todavía no vieron la muestra, ¿qué cosas tener en cuenta para explorarla y disfrutarla más?
-Yo diría que leer algo antes sobre Puccini, sentarse a mirar con atención los videos excelentes que la acompañan, dejarse llevar por la música y el clima de los ámbitos tan especiales que elegimos para desplegarla.
“Puccini y la Argentina”. Exposición en el Museo Nacional de Arte Decorativo (Libertador 1902), Instituto Italiano de Cultura (Marcelo T. de Alvear 1119) y Casa de la Cultura (Av. de Mayo 575). Hasta el 15 de diciembre, de miércoles a domingo, con entrada libre y gratuita.