Presidencia de la Nación

Nueva declaratoria. Depósitos Caballito, Villa Devoto e “Ingeniero Paitoví”

Mediante el Decreto Nº 520/22, el Poder Ejecutivo ha declarado como monumento histórico nacional a los Depósitos Caballito, Villa Devoto e “Ingeniero Paitoví”, y como bien de interés industrial nacional a la Primera Torre de Toma, ubicada en el Río de la Plata, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


El crecimiento demográfico y edilicio de la Ciudad de Buenos Aires superaba en los primeros años del Siglo XX todas las previsiones de saneamiento posibles y, para una ciudad que recibía importantes contingentes migratorios y construía grandes edificios en altura, el Depósito del Palacio de las Aguas Corrientes de Avenida Córdoba no era suficiente.

Era necesario complementar y ampliar su acción con otros depósitos de gravitación ubicados en zonas topográficamente más elevadas que pudieran abastecer sin problemas a las nuevas generaciones de rascacielos que iban poblando la ciudad.

Para ello en el año 1908, la Dirección General de Obras de Salubridad de la Nación formuló un plan de abastecimiento que contemplaba la provisión de agua potable para seis millones de habitantes, y comprendía la construcción de grandes depósitos de reserva en zonas con cotas de treinta y ocho metros ubicados en barrios periféricos de la Ciudad de Buenos Aires, junto con otras importantes obras, como una nueva planta purificadora en Palermo, que reemplazaría a la de Recoleta.

Los depósitos seguían el diseño general del edificio de la Avenida Córdoba, una gran estructura metálica interior con doce tanques de reserva de cuatro metros de altura y seis mil metros cúbicos de capacidad, en tres niveles, sostenidos por una malla de columnas de hierro que también soportaban el armazón de la cubierta de chapas onduladas en la parte central y las mansardas y cúpulas de pizarras perimetrales.

Depósito Caballito

Fue habilitado el 25 de octubre de 1915 y sobre su funcionamiento vale la pena señalar que las cañerías de agua filtrada llegaban a los tanques desde las bombas impelentes del Establecimiento Palermo, con un largo de diez kilómetros.

Depósito Villa Devoto

La construcción del Depósito Villa Devoto fue terminada a fines del año 1916 cuando restaban construir la casilla del guardián, las oficinas, los cercos, veredas, etc., que fueron terminados junto con la habilitación total del depósito, el 1° de diciembre de 1917.

Depósito “Ingeniero Paitoví” o Depósito Constitución

Este depósito fue proyectado por Obras Sanitarias de la Nación.

Sus obras se iniciaron en el año 1948 durante el primer gobierno del General Juan Domingo Perón, y fue inaugurado nueve años después por el gobierno de facto que lo derrocó, en el año 1957, tratándose del último eslabón de un largo camino.

Externamente, en la segunda posguerra, la arquitectura oficial presentaba otras vertientes estilísticas y, dentro de ellas, la de un neoacademicismo lavado, que tiene en el Depósito Constitución un exponente de valor.

Su funcionamiento es pleno y hoy constituye una pieza vital dentro del sistema histórico y actual de provisión de agua de la ciudad, y, desde luego, un testimonio clave de su magnífico patrimonio industrial.

Torre de Toma

Una presencia histórica en el paisaje ribereño sobre la Costanera Norte, ha sido las torres de toma en el Río de la Plata, encargadas de captar el agua para su posterior potabilización, distribución y consumo.

El 4 de abril de 1869 la Ciudad de Buenos Aires se había convertido en la primera ciudad de América en contar con instalaciones de filtros para agua purificada; aquel primitivo sistema, proyectado por el ingeniero John Coghlan, no contó con una torre de toma.

La construcción de la antigua Torre de Toma en el Río de la Plata llegó años después, con un nuevo proyecto de provisión de agua, cloacas y desagües pluviales encargado al ingeniero John F. Bateman.

Este sistema, mucho más amplio que el anterior, fue aprobado por el Gobierno en el año 1872 y dentro de sus componentes, se encontraba la ejecución de una Torre de Toma ubicada a ochocientos cincuenta metros de la ribera, frente al entonces pueblo de Belgrano, sobre la corriente llamada de “El Capitán”.

El agua que se captaba del Río de la Plata era llevada por un túnel de toma hasta la planta de Recoleta, enclave que se proyectaba ampliar y modernizar, luego llegaba a depósitos de asiento en los que se alojaban las materias en suspensión, para luego pasar a los filtros debajo de los cuales se asentaría una cámara de reserva y, desde allí, era distribuida a la ciudad por medio de máquinas impelentes ubicadas en una casa de máquinas, de mayores dimensiones y capacidad que la proyectada por Coghlan años atrás.

Con la utilización de la electricidad en las maquinarias de provisión de agua, los grandes depósitos de gravitación fueron perdiendo protagonismo en su uso, quedando como complemento del sistema directo de impulsión, o bien siendo desafectados como el de Avenida Córdoba.

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