El seleccionado argentino de fútbol para ciegos, “Los Murciélagos”, se quedó con el subcampeonato mundial luego de perder por 2 a 0 frente a Brasil, en la final de la Copa del Mundo que se llevó a cabo en Madrid. Así, el equipo nacional, dirigido por el trío integrado por Martín Demonte, Claudio Falco y Germán Márquez, cerró una excelente participación en el certamen, demostrando su jerarquía colectiva y la calidad individual de cada jugador, y llegando así a la sexta final en siete Mundiales.

Del torneo participaron quince países, y el equipo argentino ya había ganado los torneos de Río de Janeiro, en 2002 y de Buenos Aires, en 2006.

Una de las características que distingue a los jugadores argentinos es su garra a la hora de disputar cada pelota, y esa marca volvieron a desplegar los seis integrantes del equipo frente al exigente Brasil. En la cancha, participan cinco jugadores y un arquero, que es el único que tiene visión completa.

El plantel está integrado por los arqueros Darío Lencina (Estudiantes de La Plata) y Germán Muleck (Rosell) y Silvio Velo (Boca), Froilán Padilla y Federico Accardi (Uniredes de Mendoza), Lucas Rodríguez y Nicolás Véliz (Municipalidad de Córdoba), Ángel Deldo (Achadec, de Chaco), Maximiliano Espinillo (Ucorci de Córdoba) y David Peralta (Estudiantes de La Plata).

Convocado por la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE) el torneo reunió en total a 130 jugadores, que disputaron 44 encuentros.

Silvio Velo, el capitán y goleador del equipo, sostuvo: “Estábamos preparados para ser campeones, tuvimos un muy buen desempeño, con todas las expectativas llegamos a la final y no se dio. Pero estamos contentos porque se dejó todo para que eso suceda. Simplemente, el rival fue más efectivo: a la hora de marcar los goles los metió, y los goles no se merecen, se hacen”.

Una pelota con cascabeles

El fútbol para ciegos se llama también fútbol sonoro. Es una modalidad del fútbol 5 adaptado para personas amblíopes y ciegas. Es considerado deporte paralímpico desde 1996.

Se usa una pelota sonora, con cascabeles en su interior de la pelota. Es la única forma que tienen los jugadores de detectar su trayectoria sobre el terreno de juego.

Cada equipo se integra con cuatro personas ciegas o con disminución visual severa, que juegan con cubreojos, y un arquero que también debe orientar a sus compañeros de juego, completándose con un “llamador” ubicado detrás del arco contrario y las indicaciones orientativas del director técnico.

Se aplican las reglas de la FIFA, con las adaptaciones establecidas por la IBSA (Federación Internacional de Deportes para Ciegos). Se utilizan tres clasificaciones para garantizar la paridad entre los competidores (B1, B2 y B3).

Los Murciélagos, después de un mes de descanso, continuarán con nuevos objetivos: “Jugaremos algunos amistosos y ya vamos a comenzar a pensar en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 y, por puesto, los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020″.