Las huertas aportan vitaminas y minerales de calidad
Técnicos del INTA Avellaneda aseguran que la autoproducción de aromáticas, vegetales y frutas permite acceder a una alimentación saludable con gran aporte nutricional, así como generar un ahorro en las economías familiares.
Tanto la agricultura urbana como periurbana en el AMBA permite que miles de familias puedan tener su huerta mediante el trabajo conjunto de los técnicos del INTA con el Programa Prohuerta (INTA/MSyDSN). Allí no sólo logran verduras, vegetales y frutos sino que también cosechan vitaminas clave para nuestra salud. Las aromáticas, otras buenas aliadas para la incorporación de potasio, calcio y manganeso.
“Las huertas son productivas y valiosas ya que permiten acceder a vitaminas y minerales de calidad así como generar un ahorro en las economías familiares”, define Adriano De Liberto, técnico INTA Avellaneda quien agrega que “son, imprescindibles para la producción de alimentos para el auto consumo familiar y comunitario defendiendo la seguridad y soberanía alimentaria en el ámbito local”.
Los productos de la huerta aportan vitaminas y minerales que cumplen funciones reguladoras que, en su mayoría, nuestro organismo no puede fabricar: “Por esto debemos incorporarlos a través de la alimentación. Y de esta manera regular desde la respiración, la digestión, la circulación hasta el aprovechamiento de otros nutrientes que son sumamente necesarios”, sumó Camila Mantiñan quien como técnica INTA Avellaneda trabaja en el dictado de cursos en distintos espacios en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En esta línea, Mantiñan remarcó también el valor de las plantas aromáticas y las especias como “gran aliadas en la huerta y en nuestra nutrición ya que poseen gran parte de sus propiedades en los aceites esenciales de las hojas: al consumirlas frescas se incorpora potasio, calcio, manganeso”, y recordó que “condimentar con aromáticas permite realzar sabores y reducir el consumo de sodio y sal”.
A modo de ejemplo la técnica de INTA Avellaneda destacó que dentro de los alimentos más ricos en calcio están: la albahaca, la ajedrea, tomillo, salvia, menta, romero, coriandro, algas, canela y el sésamo.
Puntualmente la vitamina A está presente en los vegetales de color naranja, rojo y amarillo como la zanahoria, el zapallo, los pimientos rojos, las batatas, durazno; y en los de color verde oscuro como el perejil y el brócoli. Esta es necesaria para el crecimiento y el desarrollo del organismo. Además, mantiene la salud de la piel, de los bronquios e intestinos, que constituyen la primera defensa del organismo frente a las infecciones y preserva la salud de la vista.
En este sentido también obtenemos vitamina C en las frutas y verduras pero con mayor concentración en los cítricos (limón, naranja, pomelo), las verduras de hoja de color verde intenso, pimientos verdes, perejil y brócoli. Incorporarla es clave para proteger de infecciones, y además interviene en la cicatrización de heridas, preserva la salud de las encías y ayuda a absorber el hierro que proviene de la alimentación diaria.
Ambas vitaminas: A y C son antioxidantes y evitan el envejecimiento de los tejidos, se lee en el libro La huerta Orgánica del Programa Prohuerta (INTA/MSyDSN).
Mónica Drabyk, técnica INTA Lomas de Zamora, resume que tanto las frutas como los vegetales contienen “una gran cantidad de vitaminas desde la A, la B, la C, la D, la E, la K… son completísimas. Tienen todo desde aminoácidos hasta macro y micro minerales. Sin dudas satisfacen para cubrir una muy buena alimentación y son grandes aliados de la salud ya que tienen todo los necesario para estar vigorosos y fuertes”.
Para aprovecharlas mejor
Para aprovechar mejor estos nutrientes los técnicos del INTA AMBA recomiendan, por ejemplo, utilizar el agua donde se cocinaron las verduras (jugo de cocción) para enriquecer otras comidas ya que muchas de las vitaminas estarán allí.
Agregar jugo de limón durante la cocción de los vegetales, como condimento de ensaladas o una vez cocidas ayuda a preservar las vitaminas y a absorber mejor el hierro de los alimentos. Por otra parte, cocinar por más tiempo del necesario produce pérdida de vitaminas.
En suma la huerta es cultura, una forma de transmisión del saber popular, un gran aporte alimentario y fuente de vitaminas y minerales: “Cuando cultivamos cada semilla una porción de nuestras raíces vuelve a estar presente con nosotros y así se enaltecen los valores que encierra cada fruto desde su color, aroma, sabor que puede llevarnos a recuerdos de infancia… de la vida…”, coinciden ambos especialistas del INTA Avellaneda.