La agenda de las finanzas sostenibles “ya es una demanda instalada en el mundo y es consecuencia de una mayor conciencia social que se vio acelerada por la crisis que detonó la pandemia”, dijo la vicepresidenta de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Mónica Erpen, durante la apertura de las 33° Jornadas de Derecho Bancario, organizadas por el Comité de Abogados de Bancos de la República Argentina.
La funcionaria participó en el panel “Finanzas Sustentables: Bonos Verdes y otros instrumentos. Desarrollo y Perspectivas”, junto a Luciana Denegri, Socia de Beccar Varela, y Diego Flaiban, responsable de Operaciones con Intermediarios Financieros del BID Invest en el Cono Sur.
“Estamos impulsando una transformación cultural que demanda años, pero se están dando pasos bien concretos hacia un paradigma en el que el financiamiento y las inversiones no sólo se analizan con un enfoque de riesgo-rentabilidad sino que empiezan a tenerse en cuenta los beneficios sociales y ambientales”, afirmó Erpen.
En 2019, la CNV emitió los lineamientos para la emisión de los Bonos verdes, sociales y sustentables (SVS) que han servido de marco para el desarrollo de un panel de cotización en BYMA, donde cotizan tres emisiones: dos destinadas a la construcción de parques eólicos y una tercera a construcciones verdes. Recientemente, se autorizó el primer Fideicomiso financiero social: la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (FECOVITA) emitió 3 millones de dólares, “que beneficiarán a 5 mil productores de la provincia de Mendoza”.
En un paso para impulsar la difusión y concientización sobre la necesidad de apuntalar las finanzas sostenibles, la CNV pondrá próximamente en consulta pública las guías para la Emisión de Bonos SVS, para Evaluadores Externos de Bonos SVS y para la Inversión Responsable en el Mercado de Capitales Argentino.
Erpen señaló que cada vez son más los inversores socialmente responsables, especialmente las nuevas generaciones que aceptan las “inversiones con propósito”. En esa línea, explicó que la CNV busca promover un “círculo virtuoso de educación financiera centrada en la inclusión, las buenas prácticas y la consideración de impacto social positivo. El gran desafío es sumar a emisores e inversores no convencionales, aquellos que están afuera del mercado de capitales pero van a necesitar financiamiento en el escenario pos-pandemia”.
Por su parte, Denegri habló de los beneficios de los bonos SVS tanto para el emisor como para el inversor, y recordó el compromiso firmado el año pasado por 18 bancos del país para crear productos y servicios financieros al servicio de proyectos con impacto social y ambiental. “Hay un mayor involucramiento en este tema”.
Diego Flaiban señaló que hay “un punto de inflexión para este tipo de inversión que surgen con el Acuerdo de París sobre el cambio climático”, y agregó que “los millennials exigen inversiones más sostenibles y esto, para las empresas, es un desafío porque quieren retener talentos y eso las obliga a cambiar”.
El experto del BID destacó la importancia de la transparencia en los indicadores de impacto ya que “si hay una gobernanza clara es posible llegar a los inversores”. Tras reconocer que los inversores convencionales son mayoría todavía, no dudó en augurar que en el futuro serán las finanzas sostenibles las que guiarán la forma de hacer negocios. “Si trabajamos en forma conjunta vamos a escalar este negocio en los próximos años”, concluyó.

01-12-20