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La mejor lana del mundo


Una vez por año, la localidad de Maquinchao en Río Negro rinde homenaje a los criadores de ovejas que producen una de las lanas de mayor calidad mundial.

En Maquinchao viven unas 4 mil personas y en los campos que la rodean conviven más de un millón de cabezas de ovinos. Sus calles son amplias y tranquilas, y se pierden en la extensión infinita de la estepa patagónica de Río Negro.

La estación ferroviaria se mantiene orgullosamente activa, lista para recibir la formación que una vez por semana sigue trajinando estas vías, como desde hace 105 años. La localidad es una de las más importantes de la Línea Sur de la provincia, a 300 kilómetros de Bariloche y a 572 de Viedma, la capital.


La estación de tren de la localidad.


En este entorno prístino, dominado por un cielo azul profundo y la presencia de cerros de baja altura, se desarrolla cada año la Fiesta Nacional de la Lana que se realiza simultáneamente con la Exposición Ganadera de la Región Sur que reúne un contingente de productores de toda la zona. La actividad se encuentra en plena recuperación, después de la erupción del Volcán chileno Puyehue en 2011, que dejó su manto de cenizas en toda la franja patagónica del lado argentino, provocando la muerte de más de la mitad de los animales por falta de alimentación.

"Esta es la segunda zona en importancia a nivel mundial, en relación con la calidad de la lana que se obtiene, después de Australia y Nueva Zelanda”, señala con orgullo el productor ovino Héctor Zamborain. De cada oveja se obtienen unos 5 kilos de lana en cada esquila, que se hace una vez por año entre los meses de agosto y diciembre. “Aproximadamente el 80 por ciento de la lana se exporta 'en sucio', enfardada en el campo, principalmente a Japón, Italia, Alemania y China”, completa Zamborain.


Orgullo de los productores de Maquinchao.

Por la noche, fiesta

Después de la exposición y de una rica cena en la que el cordero es el plato casi obligatorio, productores, peones y vecinos del pueblo se reúnen en el Gimnasio Municipal para disfrutar de la música y el baile. A lo largo de las tres noches que dura la fiesta, se ven artistas de diversos géneros, principalmente folklore, pero también tango y rock and roll.

Entre los artistas que se destacan en la grilla de esta edición estaban Mauri y Simón Merlo, que llegaron desde Rosario gracias al apoyo del Ministerio de Cultura de la Nación, a través del programa Festejar. Ellos son los exponentes más jóvenes de una larga dinastía de músicos chamameceros. “El que empezó tocando el acordeón fue mi bisabuelo Wenceslao, después vino mi abuelo Ramón y mi viejo Monchito que formaron sus grupos, crearon muchos temas clásicos y fueron reconocidos por el público; nosotros somos la cuarta generación”, cuenta Simón mientras recorre el árbol genealógico familiar.


Mauri Merlo y su acordeón.

“Tuvimos la suerte de venir varias veces a la Patagonia y siempre nos encontramos con un público muy receptivo, respetuoso de nuestro folklore. Y en cuanto al chamamé, les gusta mucho bailar, así que seguramente haremos varios temas instrumentales”, anticipaba Mauri antes de salir al escenario.

Otro de los artistas llegados a Maquinchao de la mano de Festejar fue Vaqueano, un joven oriundo de San Antonio Oeste, que a sus 26 años ya ha pasado por varios de los festivales más importantes del país, convirtiéndose en una de las promesas de la música popular y demostrando que también la Patagonia tiene mucho que aportar a la música tradicional argentina.

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