La basura como naturaleza muerta en una exhibición del Museo de Bellas Artes
En esta entrevista, el artista plástico Rob Verf revela detalles sobre su exposición “Vanitas”, que reúne una serie de sus obras con los residuos como protagonistas y que dialoga con piezas de la colección del Museo de Arte más importante de nuestro país.
Cada dos segundos se produce una tonelada de basura en la Argentina. Es decir, unas 45.000 toneladas diarias de residuos, que muchas veces utilizamos apenas unos minutos como un vasito de café. Esta cifra alarmante despierta en el artista neerlandés Rob Verf una paradoja inquietante sobre la belleza escultural de las pilas de basura en las urbes y al mismo tiempo sobre la “evanescencia de los placeres mundanos”.
El resultado se puede ver en la muestra Vanitas, que el Museo Nacional de Bellas Artes presenta hasta el 9 de octubre en su segundo piso. La curaduría propuesta por la especialista en arte barroco Marta Penhos pone además en diálogo el trabajo de Verf con piezas históricas de la colección institucional de Jan Fyt, Renoir, Diego Rivera, Emilio Pettoruttí y Lía Corrales Morales, entre otros.
Es que la naturaleza muerta, género barroco por excelencia, y una de sus derivaciones, la vanitas, es en la producción de este artista ahora residente de nuestro país, una plataforma para reflexionar sobre la sociedad de consumo.
Pinturas pequeñas y gigantes con una estética pulcra, cálidos collages, una instalación con 53 fotografías de la basura dispuesta como esculturas en la calle y una inquietante pieza de videoarte que funciona como ambiente sonoro conforman esta exposición “indudablemente contemporánea”, como dice su curadora, que es a la vez “un puente con la tradición artística y cultural de los Países Bajos”.
“Para mí la exposición da una visión del problema a través del tiempo. Presenta el nuevo mundo en el que vivimos. El paisaje que los humanos mismos creamos en la contemporaneidad”, explica Verf en esta entrevista.
"Producto X", de Verf (1991). Óleo sobre tela
—Decís que la basura en la ciudad se puede parecer a “esculturas”, algo que se puede ver en la “Instalación” de fotos que se presenta en la muestra. ¿Cómo surgió tu interés por investigar la basura como hecho artístico?
—La primera vez que trabajé con la basura como un tema en sí mismo fue con un proyecto que hice en los Países Bajos llamado "Rotterdam-Vladivostok" en 1996. El tema del proyecto era la "distancia". Se presentó de forma paralela en Manifesta I, que es un encuentro de arte de vanguardia. Trabajé con un amigo artista para recoger la basura que tiraba la gente en las estaciones de tren de Rusia, a lo largo de la ruta Transiberiana que conecta Rotterdam con Vladivostok. La basura rusa fue sellada en epoxi y presentada como contenedores de basura transparentes en la estación de tren de Rotterdam. A los pasajeros que podían ver estas esculturas translúcidas con basura se les proponía un viaje mental para conectarse con esa misma vía férrea en una sociedad muy diferente, la holandesa. La noción de que la basura tiene un valor escultórico y puede ser vista como una especie de fósil de la sociedad siempre me interesó.
Instalación, de Verf (2010). 53 fotografías entre 2000-2020.
—En el catálogo, mencionás que encontrás similitudes y diferencias entre nuestro país y los Países Bajos. ¿Qué formas de expresión adquiere esta relación?
— Veo una pila de basura en la calle como una escultura o una instalación. Los materiales, los colores, la composición, cómo se juntan, producen su expresión.
En Argentina la gente consume diferentes productos que en los Países Bajos. Por eso la expresión de la basura es diferente. También es diferente cómo se coloca la basura en la calle. En los Países Bajos, la basura doméstica se deposita en la calle solo una, a veces dos veces por semana. En Argentina es cotidiano y por eso está mucho más presente. La basura es mucho más vulnerable por las actividades diarias, se desparrama, lo que produce una visión, si se quiere, más abstracta.
—Muchos artistas prefieren transformar la basura en arte (Vik Muniz, Antonio Berni), pero vos decidís retratarla a través de obras y técnicas artísticas (oleos, fotos, videoarte, collage). ¿Es una decisión?
— Sí, es una decisión. Por supuesto, busco en la basura materiales que puedo usar en una obra, y a veces lo hago. Pero no es eso lo que me interesa cuando observo la basura. Lo que veo es su presentación. La pila de basura es el objeto. Lo veo como una escultura única, que estará presente solo por un tiempo, porque los cartoneros la recorren antes de que la recojan los camiones.
Sin embargo, la basura de los cuadros es inventada. No trabajo a partir de una foto, sino que empiezo a pintar, incluso sin dibujar. Es un proceso mental. Saco las imágenes de la basura de mi cabeza y las pongo directamente sobre el lienzo.
"Una manifestación de la existencia (la bolsa de plástico", de Rob Verf (2019).
—La única excepción de lo anterior en la muestra es la serie donde utilizás las bolsas de basura. ¿Qué es lo que te llama la atención de este material?
— Lo que me interesa de las bolsas de basura (así como de las cajas) es que están o pueden estar llenas de materiales. Son las calaveras de las vanitas. Representan una cabeza llena de pensamientos. Pensamientos sobre el consumo. Las bolsas de basura siempre están llenas, de lo contrario, son solo una pieza de plástico. A veces la bolsa se rompe y el contenido se va saliendo, como pensamientos saliendo de un cráneo.
"Composición con reloj", de Diego Rivera (1914). Óleo sobre cartón.
— La muestra articula tus obras con piezas de la colección del MNBA. ¿Cómo surgió esa propuesta?
— El concepto de hacer una exposición con mi obra en relación con la del museo - que se genera en el diálogo con Marta Penhos, la curadora, y también con Andrés Duprat, director del Museo que conoce mi obra desde que llegué a Argentina y que la expuso cuando dirigía el Museo de Bahía Blanca-, parte de la idea de mostrar que un tema tradicional en el arte sigue siendo muy actual.
Vanitas es un tema típico de la naturaleza muerta, que trabajan los barrocos holandeses, y que refiere al final de la vida y de los placeres terrenales. Es un tema que se ha utilizado a través de los siglos en el arte. Por eso en la exposición se presentan obras de la colección del MNBA de diferentes épocas. Por supuesto, las obras se presentan una al lado de la otra, por lo que interactúan.
Las pinturas y el video sobre el Producto X se presentan junto a un clásico bodegón con comida de Jan Fyt, un artista holandés. Todas estas obras refieren a productos para consumir. Para mí la exposición da una visión del problema a través del tiempo. Presenta el nuevo mundo en el que vivimos. El paisaje que los humanos mismos creamos en la contemporaneidad. Es una visión crítica sobre el estado del mundo.
"Duraznos y cerezas", de Pierre-Auguste Renoir (fines s XIX).
—Ni bien se ingresa a la muestra impresiona el políptico "Resonancia magnética". ¿Cómo surgió esta pieza?
—La instalación consta de cinco cuadros de aproximadamente dos metros de ancho, que, conectados entre sí, completan una obra de más de diez metros. Comenzó con la segunda pintura de la izquierda, que fue pintada primero. Este cuadro estuvo expuesto anteriormente en la galería Gachi Prieto e incluso obtuvo una mención especial del jurado en el Salón Nacional. Después agregué las otras cuatro pinturas. La idea era hacer una calle llena de basura. Por eso tiene ese tamaño y se presenta así físicamente. La colgamos más baja para producir la sensación de que miras la imagen desde arriba. Caminando, mientras miras la basura en la calle.
"Comienzo de una vánitas", de Verf (2011). Óleo sobre tela.
—Llaman la atención los puntos de fuga presentes en varias obras. ¿Es una explicitación de la técnica?
—Algunas obras tienen una perspectiva con un punto de fuga. Muchas de mis obras hacen referencia a pinturas de Vermeer, De Hooch, Metsu u otras pinturas barrocas holandesas, donde la perspectiva está formada por las baldosas de suelo y donde los objetos se destacan por el uso de la luz en lugar del uso de sombra. La perspectiva invita al ojo a participar de la imagen. Tienes la sensación de que estás dentro de la pintura.
"Producto X", de Verf. (2013). Video
—¿Por qué en muchas obras los productos comerciales están marcados con la letra X? ¿Es una crítica al marketing?P
—No es una crítica al marketing. Siempre estoy interesado en el producto X, que es el que en la publicidad refiere al producto desconocido y de menor calidad. Es una estructura tradicional de la publicidad, donde se utiliza para destacar el producto que necesita ser vendido que es bueno en comparación con el X, que es malo.
El video de la exposición muestra el producto X, tratando de comportarse como un producto publicitado. Pero no puede sostener este lugar y, por lo tanto, tiene una muerte trágica, triste. “Vanidad de vanidades... todo es vanidad”.
El uso del producto X en mi trabajo es una declaración social. Comparas todo con alguien o algo más de tu memoria para darle un lugar y un valor.
Foto de portada: "Resonancia magnética, imagen de la sociedad", de Rob Verf (2017-2018).