[Intermesas] “La comunidad tiene en sus manos la posibilidad de producir los cambios”
Manuel Pedreira, representante del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca en la Mesa de Apoyo de organizaciones gubernamentales que articulan con las Mesas del Asociativismo y la Economía Social, brindó una charla sobre el derecho de los pueblos a la producción, distribución y consumo de alimentos.
Convocado por la Red de Mesas del Asociativismo y la Economía Social, en el marco de un ciclo de charlas organizado por la Propuesta de Proyecto Comunitario “Hacia la Soberanía Alimentaria”, Manuel Pedreira, vocal del MAGyP ante el Consejo Directivo del INTA y representante de ese organismo en la articulación interministerial que apoya los proyectos de las Mesas, analizó la importancia del trabajo conjunto de los organismos estatales y la necesidad de organizar a la comunidad y los pequeños productores para ir hacia un sistema alimentario desconcentrado y “que respete nuestros propios valores culturales”. Reproducimos aquí los aspectos centrales de la exposición.
“Hay avances que son importantes. En los últimos años, el Código Alimentario Argentino reconoce otras formas de producción vinculadas con la economía popular, no es menor. En el INTA también se dan pasos. Es un cambio respecto al neoliberalismo explícito y subliminal donde los desarrollos locales han desaparecido como las cuencas lecheras o los frigoríficos”.
“Esta crisis pone en evidencia estas necesidades. De alguna manera hay que empezar a integrarse, empiezan a parecer oportunidades de desarrollo y es muy importante que los cimientos de construcción sean sólidos. Valoro las Mesas que organiza INAES como espacios de encuentro. El componente de la confianza en el otro es fundamental. Esto debe tener capilaridad dentro del Estado para lograr resultados”.
“Tiene que ver, por ejemplo, con la escala y la forma en que se definen los precios, que hoy los definen quienes concentran la producción. Es importante saber que las velocidades que la sociedad necesita no siempre son las velocidades que se disponen”.
“La cadena agroindustrial es una llave importante para las opciones de producción y es necesario debatir sobre instrumentos que deben ser discutidos. Por ejemplo, para ser un operador de granos se requiere de un silo de mil toneladas. Esto significa que no es negocio tener un silo de menos de mil toneladas ¿Y si hay un pequeño productor que produce 500 toneladas? Se ve obligado a llevarlas a un acopiador que saca provecho de esa ventaja”.
“Ese es solo un ejemplo, en términos generales hay una gran cantidad de cuestiones en la producción y distribución sobre los que va a ser necesario intervenir. Desde el desarrollo local es la gran oportunidad para desarrollar a partir del diálogo común, es una tarea en construcción. La otra es empezar a desarrollar, necesitamos encontrar los actores que estén en condiciones y, donde no están, empezar a desarrollarlos”.
“La experiencia de la pandemia fue buena, pero no alcanzó para resolver los problemas. Desde la economía neoliberal la respuesta fue subir los precios sin justificación Frente a eso, hay que encontrar un mecanismo de avance a partir de las experiencias existentes para replicarlas”.
“La calidad de los alimentos: La barrera de sospecha de lo que se produce en la economía popular se está empezando a derrumbar y hay que profundizarlo. Hay políticas que se aplicaron en el gobierno de Cristina en los territorios no tan densamente poblados que hay que retomar. Hay que empezar a generar un cambio cultural en la forma de producir con un mecanismo que sea entre iguales, que el valor de los productos represente una ventaja”.
“En el caso de la leche, hay tecnología para que un pequeño productor pueda envasar la leche que produce y aquí es necesaria la asociatividad para poder participar de un mercado muy concentrado. Lo central es que la sociedad esté identificada con sus alimentos en función de un estilo de vida porque hoy el acceso a los alimentos está condicionado”.
“Para que los actores de la producción tengan acceso, es necesario plantearse desafíos. Se deben cumplir algunos aspectos de institucionalidad; las producciones deben estar validadas por los organismos correspondientes; hay que promover la posibilidad del encuentro entre quienes consumen y quienes producen; plantearse esquemas de articulación para generar acuerdos, el modelo asociativo debe tener un impacto central”.
“La disputa dentro del Estado es un espacio complejo, es necesario sostener el equilibrio. Yo tengo confianza. Tomo el ejemplo de las medidas judiciales: el Poder Ejecutivo tiene una estrategia de cambio, pero se sigue un camino de poner en evidencia a quienes nos impiden avanzar. No es confrontativo, pero se trabaja sobre los espacios adonde se puede avanzar. En el INTA se está trabajando para jerarquizar la economía popular, y con la firma de las autoridades del directorio del INTA. Hay que replicar estos acuerdos en todos los ámbitos en los que sea posible”.
“En la propuesta de Mercados de Cercanía están todas las estructuras del Poder Ejecutivo, que suman siete programas. Lo que se busca es que todas apunten en el mismo sentido, es una oportunidad de complementación. El neoliberalismo hizo del Estado una caja de cambios oxidada y con arena para que funcione mal, hay que revertir eso. Muchas soluciones a los problemas pueden estar a manos de los municipios o las provincias”.
“La comunidad tiene en sus manos la posibilidad de producir esos cambios. Ningún gobernante se pelea con su pueblo cuando su pueblo le pide algo. La Comunidad Organizada significa recorrer un campo completamente diferente. Hay que volver a la Comunidad Organizada, que requiere construcción de confianza, están dadas las oportunidades”.
Hacia la Soberanía Alimentaria
“En la primera etapa de este camino hacia la soberanía alimentaria lo más importante es la seguridad, el acceso a los alimentos. La segunda etapa es hacerlo en sintonía con nuestros propios valores culturales. La mirada estratégica es hacia dónde queremos apuntar y con qué herramientas institucionales podemos contar”.
“Hay que facilitar el asociativismo y que exista la voluntad y el compromiso de la sociedad para hacerlo. Hay que definir qué clase de alimentos y a qué precios los necesitamos. Hay que debatir muchas cosas. La concentración de la producción y comercialización, loa producción local, incluso los desequilibrios en la exportación a partir de organizar productivamente a los pequeños productores”.
“Otra discusión es la construcción de una oferta de alimentos de la economía popular, no para confrontar con las grandes superficies sino para ganar escala y que esos productores puedan construir confianza. El proceso de organización de la UTT es un modelo, no es el único posible, pero vale la pena analizarlo”.
“La Agricultura Familiar es muy débil en el modelo asociativo, les cuesta asociarse. Todo el sistema bombardeó al que trabaja en pequeña escala. Hay que ayudarlos a federalizarse y generar escala. Los gobiernos pueden ser facilitadores de estas acciones con miradas de articulación. Hay que empezar a buscar la complementación. Si hay siete programas, que sean siete programas que le peguen al mismo clavo para reforzarlo. Los proyectos piloto de Mercados de Cercanía servirán como ensayo para ver cómo se puede articular desde el Estado. Es un proceso de aprendizaje”.
“Es un momento donde la generosidad puede hablar muy bien o muy mal de nuestro futuro, depende de nosotros, tenemos la capacidad”.