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Hay una mayor representación femenina en la población de trabajadores migrantes


Así lo verifica el informe del Departamento de Estudios Estadísticos de la Gerencia Técnica de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo que analiza la incidencia del colectivo migrante y su impacto en el sistema de riesgos del trabajo durante 2018.

La composición por sexo indica una mayor representación en la población de trabajadores migrantes (120 varones cada 100 mujeres) en relación con la población de trabajadores no migrantes (141 varones cada 100 mujeres). El colectivo con mayor componente masculino es el boliviano, con 190 varones cada 100 mujeres, seguido por el venezolano, con 136 varones cada 100 mujeres. En la situación opuesta se encuentran los peruanos: casi 6 de cada 10 migrantes son mujeres.

Según el Departamento de Estudios Estadísticos de la SRT, en el año 2018 se registró un promedio de 9.624.102 trabajadores cubiertos por el sistema de riesgos del trabajo, de los cuales 455.927 son migrantes internacionales, es decir, un 4,7% de la población cubierta.

Las mujeres migrantes representan el 5,2% del total de la población femenina cubierta y los varones migrantes alcanzan el 4,4% del total de trabajadores cubiertos. Del total de trabajadores migrantes, el 45% son mujeres y el 55% son varones.

Asimismo, la composición por sexo indica que hay una mayor representación femenina en la población de trabajadores migrantes (120 varones cada 100 mujeres) en relación a los trabajadores no migrantes (141 varones por cada 100 mujeres).

El país de origen de los trabajadores migrantes devuelve un dato interesante. Perú, Venezuela y Colombia sumado a los países limítrofes, es decir 8 naciones, abonan el 88% de las trabajadoras migrantes y el 86% de los trabajadores migrantes.

Las nacionalidades que más trabajadores aportan son diferentes en los hombres y en las mujeres. Los trabajadores paraguayos ocupan el primer lugar entre los varones, los bolivianos el segundo lugar y los peruanos se ubican en tercer lugar. Mientras que, entre las mujeres, esta relación se invierte, adquiriendo más peso las trabajadoras peruanas, seguidas por las bolivianas.

En el documento se muestra que las edades de migración se distinguen por país y sexo. La pirámide poblacional de los trabajadores migrantes tiene una alta concentración masculina entre los 25 y los 39 años. En las mujeres, la distribución es más amesetada, con una participación entre los 25 y los 49 años. Respecto a las nacionalidades, los trabajadores chilenos y uruguayos muestran las estructuras poblaciones más envejecidas, con pirámides invertidas que presentan elevadas proporciones en edades mayores.

En cambio, los perfiles por edad de los trabajadores venezolanos y colombianos dan cuenta de una migración reciente, con pirámides poblacionales que se ensanchan en las edades adultas jóvenes y con muy baja presencia en edades adultas mayores. Ambos grupos migratorios representan a los trabajadores migrantes con edades medias más jóvenes, alrededor de los 31 años.

Otro punto a tener en cuenta es la participación en las distintas actividades. El 53% de las mujeres migrantes trabaja en unidades productivas y el 47% restante se desempeña en casas particulares. Entre los varones migrantes quienes trabajan en unidades productivas llegan a un 63% y se distribuyen: 29% en construcción, el 18% en comercio, restaurantes y hoteles y el 16% en industrias manufactureras.

La brecha salarial repercute en las trabajadoras migrantes: con un salario bruto promedio equivalente a $26.001 en 2018, ganan un 12% menos que los migrantes varones ($29.626) y un 14% menos que las trabajadoras no migrantes ($30.332).

Respecto al análisis sobre la evolución de la accidentabilidad el informe presenta las principales formas de ocurrencia del accidente, las zonas del cuerpo afectadas, tipos de lesión y diagnósticos. Los varones migrantes muestran una incidencia de la accidentabilidad AT y EP que es un 20% más elevada que la de sus pares no migrantes. Asimismo, la accidentabilidad in itinere también es más alta en los trabajadores migrantes en relación con los no migrantes.

Al final del documento se puede encontrar un anexo estadístico y un anexo metodológico con la descripción de las fuentes de datos, variables e índices utilizados.

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