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“Estamos trabajando en un proyecto icónico para la experiencia nuclear argentina y para el INTI”

Alejandra Benítez suma su voz al ciclo audiovisual “Tecnólogas que transforman”, y cuenta su experiencia de trabajo con el primer reactor nuclear modular íntegramente diseñado y construido en Argentina (CAREM 25). Además, comparte anécdotas y reflexiones sobre su recorrido profesional que la llevó a especializarse en tecnologías del hormigón, un sector clave para la construcción.


Alejandra Benítez nació en la ciudad bonaerense de Punta Alta y estudió ingeniería civil en la Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca, para lo que recorría casi a diario los 28 kilómetros que separan su ciudad natal de la facultad. En el último año de la carrera, un profesor organizó una excursión para visitar grandes obras de infraestructura cercanas a la ciudad de Buenos Aires —desde el puente de Zárate hasta la electrificación de la línea de trenes Roca— y la entusiasmó la idea de trabajar en este tipo de proyectos.

“Mi primera experiencia laboral fue en el Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación Tecnológica (LEMIT) de La Plata, donde ingresé como becaria y me permitió conocer el mundo del hormigón. Luego, por recomendación de un profesor, llegué al INTI y me mudé a la ciudad de Buenos Aires para orientar mi carrera profesional en la temática”, recuerda Alejandra, directora del sector de Tecnología del Hormigón y Aglomerantes del INTI.

Su trabajo le permite participar de grandes obras de infraestructura, tal como imaginó en su viaje de estudios con la facultad. Represas hidroeléctricas, desarrollo de aerogeneradores, ensayos no destructivos en monumentos históricos y aprobación de caños de obras de desagüe de agua, son sólo algunos ejemplos de los proyectos en los que participa.

Al consultarle sobre cuál considera que es el trabajo que ha tenido un mayor impacto social, su respuesta fue contundente: CAREM 25, el primer reactor nuclear modular íntegramente diseñado y construido en Argentina, que es impulsado por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y permitirá abastecer de energía eléctrica tanto a centros urbanos como zonas alejadas. En el marco de este proyecto, el INTI recibió la adjudicación para operar el Laboratorio de Obra Civil y aportar su experiencia técnica en la construcción de todo el complejo del reactor.

“Es un proyecto icónico para la experiencia nuclear argentina y para el INTI, con la importancia que tiene la posibilidad de poder colaborar como organismo público en el predio. Además, el hecho de trabajar tanto en el laboratorio interno como externo permite al Instituto la posibilidad de tener un mayor acceso al conocimiento y brindar asesoramiento en la toma de decisiones sobre los materiales, lo que representa un valor agregado a la tarea y una participación activa en el proceso”, destaca Benítez.

Alejandra tiene dos hijos, que nacieron cuando ella ya estaba en el INTI. "El jardín del INTI es uno de los motivos por los cuales yo pude hacer lo que hice. Además, me permitió mantener la lactancia materna que es muy importante y ellos también están muy agradecidos por la experiencia", suma.

A sus 61 años, Alejandra reflexiona sobre sus últimos años de carrera en INTI y la huella que quiere dejar para el futuro. “Me gustaría que haya continuidad y que crezca el sector de Tecnología del Hormigón y Aglomerantes", finaliza.

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