Estado madurativo de los cañaverales de Tucumán en la primera quincena de abril de 2025
El primer relevamiento del año muestra valores de calidad de materia prima equivalentes al promedio del quinquenio 2020-2024.
Durante los primeros días del mes, el Grupo Caña de Azúcar del INTA EEA Famaillá -con colaboración de las Agencias de Extensión Rural Monteros, Simoca, Banda del Rio Salí y Aguilares- estimó la evolución de los rindes sacarinos en los cañaverales comerciales de Tucumán.
El primer relevamiento de la campaña 2025, correspondiente al mismo periodo de muestreo de las últimas cinco campañas, muestra valores de calidad de materia prima equivalentes al promedio del quinquenio 2020-2024.
Se observa un avance sostenido en el recambio varietal, destacándose la incorporación progresiva de nuevos cultivares que acompañan a la variedad predominante LCP 85-384. Entre ellos, INTA 98-828 y Tuc 03-12 se destacan por su precocidad, mientras que el nuevo cultivar INTA 03-617 presenta valores elevados para esta época del año, posicionándose también como una variedad temprana.
La dispersión en los datos de rendimiento es significativa, con una diferencia de 2,5 puntos porcentuales de RFT (%) entre la variedad de mayor y menor rendimiento.
No se registran diferencias significativas en el comportamiento madurativo entre las tres principales regiones productivas. El análisis de la variabilidad dentro de cada región revela una dispersión de entre 1,5 y 2,5 puntos porcentuales de RFT (%), sin una correlación evidente entre localidades geográficamente cercanas.
Se destacan las localidades de Los Córdoba y Trinidad (zona centro-sur), Balderrama y Río Colorado (zona centro), y Ranchillos (noreste), todas con rendimientos potenciales superiores a los 9 puntos. En contraste, la localidad de Graneros (sur provincial) presenta rendimientos por debajo de los 7 puntos.
Las variables climáticas analizadas confirman un patrón de alta variabilidad en las precipitaciones, con eventos mayormente localizados y de volumen irregular.
Durante la primavera de 2024 se registraron precipitaciones abundantes, mientras que el verano 2024-2025 fue muy heterogéneo: algunas zonas recibieron precipitaciones intensas en cortos periodos, acompañadas de temperaturas elevadas y prolongados intervalos sin lluvias.
En febrero de 2025, se registraron temperaturas máximas y mínimas promedio 5°C por encima de la media histórica, y una evapotranspiración potencial (EP) superior en más de 50 mm respecto al promedio. Las precipitaciones presentaron un déficit de aproximadamente 150 mm y la heliofanía efectiva fue 1,6 horas inferior a la normal.
Estas condiciones generaron un importante estrés en las plantas, afectando negativamente el crecimiento de los cañaverales debido a la combinación de alta temperatura, escasez hídrica y baja radiación solar.
Durante el mes de marzo se produjo una normalización de las condiciones climáticas, con el retorno de las lluvias y valores térmicos y de EP similares a los históricos. Aunque se evidenció una reacción del cañaveral, esta no fue suficiente para revertir completamente el bajo desarrollo inicial, lo que resultó en un inicio de maduración normal para la época, pero con valores moderados.
El peso promedio de tallo registrado en esta campaña fue de 0,75 kg, inferior al valor del mismo periodo del año anterior (0,9 kg), lo que refleja un menor desarrollo vegetativo.
La campaña 2025 vuelve a evidenciar la complejidad del proceso madurativo de los cañaverales. En comparación con la campaña anterior, se registra un menor desarrollo de los tallos, con valores de maduración inicial similares y relativamente bajos. El desarrollo vegetativo al inicio del ciclo fue particularmente pobre, condicionado por factores climáticos adversos.
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