Presidencia de la Nación

“En una cooperativa se vive de otra forma, es como estar en familia”

Así lo expresó uno de los trabajadores de Maxim, una empresa recuperada que, con la ayuda del Estado, se reinsertó en el marcado de los alimentos.


Cuando te sentás a desayunar, ¿te imaginás todo el trabajo que hay detrás de esas tostaditas que untás con queso crema? Maxim es una empresa recuperada que se formó en el 2010 cuando 15 trabajadoras y trabajadores se unieron para continuar con el trabajo que venían realizando. ¿Qué es lo que producen? Las Unitostas, cinco variedades de tostadas: clásicas, integral, sin sal, redondas, y mate. ¿Cómo las producen? Con mucho trabajo, pero, sobre todo, con pasión por lo que hacen.

Una de las trabajadoras de la cooperativa Maxim.

“Cuando te gusta el trabajo, aprendés a hacer las cosas. A mí me encanta este trabajo, estoy enamorada”, cuenta Catalina Gerez, que hace esto desde 2007. Es una de las y los tres trabajadores que crearon la cooperativa y hoy, una de las encargadas de Maxim. Caty, como le dicen sus compañeras y compañeros, cuenta que, para llegar a la fábrica, ubicada en Villa Martelli, se toma tres colectivos y un tren. Se levanta a las 3 de la mañana para llegar minutos antes de las 6, y dejarles todo listo a sus compañeras que llegan a las 7.

Una de las trabajadoras de la cooperativa Maxim.
Una de las trabajadoras de la cooperativa Maxim.

Pedro Amado es el presidente de la cooperativa y está encargado de los sectores de panadería y administración. En el de panadería tienen una gran variedad de máquinas que él va mostrando. Una que amasa, otra que corta los bollos que luego van a un trompín que les da la forma de redondel, y que caen en una máquina donde descansan y se elevan, la descansadora. Pedro mueve las máquinas con mucho amor, sabe cómo tratarlas. En sus movimientos se ven los años de experiencia y el amor que le tiene a lo que hace. Se conocen mutuamente. Pero eso no es todo. Después, otra máquina les da la forma a los bollos que Pedro y sus compañeras colocan en unos moldes rectangulares. Ahí vuelve a haber un tiempo de descanso, 10 minutos, para que vuelvan a crecer, y al horno. En invierno, cuenta, tienen que calentar los carros y los moldes para que eleven rápido, porque si no ese proceso tardaría 30 minutos, tres veces más.

Un poco más de 50 minutos después de que el carro entró al horno, suena una alarma. Señal de que los panes están listos. Pedro llama a dos de sus compañeras, Aldana y Marta; se ponen unos guantes resistentes al calor y comienzan a desmoldar y colocarlos en el carro para que descansen dos días, y luego poder cortarlos. La sincronización y coordinación de las tareas que tiene cada uno, hace que parezca que todo está coreografiado.

“En una cooperativa se vive de otra forma, es como estar en familia. Eso con la empresa no pasaba, la convivencia era diferente. Ahora me siento muy bien trabajando acá, es otra manera de hacerlo, somos mucho más compañeros”, dice Pedro luego de desmoldar los panes y cuenta que él empezó en el 2005 y que hoy son muchos menos trabajadores que cuando formaron la cooperativa porque “cuando no hay trabajo la gente se va y busca otra cosa, no aguanta la situación”. Pero que muchas y muchos lo hicieron y que llegaron a donde hoy están. “Nuestro fuerte son las fiambrerías y toda la cadena de la economía social está trabajando con Maxim”, y agrega que, en el 2021, incorporaron a una compañera, Eliana Valles, que está encargada de recuperar clientes que perdieron en el 2010 con el quiebre de la empresa, y que eso les da muchas esperanzas de seguir creciendo.

Otro de los trabajadores de Maxim realizando el proceso de panificado.
Otro de los trabajadores de Maxim realizando el proceso de panificado.

Del otro lado de la fábrica, Marta maneja una máquina que corta los bloques de pan integral, los cuales ya descansaron dos días, en finas láminas que serán tostadas en una de las tostadoras grandes, y va descartando las que no están en perfectas condiciones. Caty, Aldana y Cinthia, simultáneamente, se ocupan de unir las tostadas en torres de cinco, para que ingresen a la máquina que las envasa en unas bolsitas de plástico. Las cajas de las tostadas pasan por otra máquina que las sella con el vencimiento y la fecha de lote y después Eliana las arma y coloca en su interior, cinco packs de las tostaditas. “Me gusta el trabajo que hacemos, somos muy compañeras y nos ayudamos entre nosotras”, cuenta Aldana Amaya, que entró a Maxim hace dos meses, su primer trabajo en una cooperativa y explica que con sus compañeras van rotando en todas las tareas. “Lo que más me gusta hacer es el envasado de las tostadas, pero la realidad es que disfruto todo, salvo la parte de producir el pan” dice entre risas.

“Tenemos ayuda del Estado, nos sentimos siempre muy apoyados” cuenta Caty, y explica que las y los trabajadores de Maxim son beneficiarios del Potenciar Trabajo, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y que recibieron varias máquinas, como la flow pack, que es la envasadora, también la que pone la fecha, computadoras, ropa de trabajo, harina, cajas y estuches. “Para mi trabajar en una empresa recuperada significa venir todos los días, no faltar, seguir adelante y luchar para que esto el día de mañana sea algo mejor”.

Antes de continuar con sus tareas, Caty emocionada cuenta con muchas ganas, por qué las tostadas se llaman Unitostas. “Nos reunimos entre todas las compañeras y los compañeros y elegimos ese nombre, porque quiere decir que somos unidos. Mis compañeras son muy compañeras, nos acompañamos, si una está atrasada otra viene y la ayuda. Por eso pusimos Unitostas, por ser compañeras y compañeros”.

"A mí me encanta este trabajo, estoy enamorada."

Catalina Gerez

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