Presidencia de la Nación

El tango y Borges sonaron en la Biblioteca Nacional de Maestros


El ciclo “Corcheas en su tinta” tuvo su tercer encuentro en la Biblioteca Nacional de Maestros, el pasado 26 de junio. Esta vez la tarde invitó a transitar, junto con Gustavo Provitina, un recorrido histórico y artístico sobre la evolución del tango y la visión de Borges acerca de esta expresión musical. Tras su exposición, Cynthia Wainz y Mariana Bollero ofrecieron un repertorio tanguero contemporáneo en piano, interpretado a cuatro manos.

El escritor, docente, director de cine e integrante de la Academia Nacional del Tango, Gustavo Provitina, reflexionó con gran profundidad y espíritu crítico sobre “la relación sinuosa, rara, inexplicable casi, entre el tango y Borges”, quien -al decir de un Astor Piazzolla ofendido por algunas expresiones del escritor- “sin saber nada de música opinaba como erudito”.

La evolución del tango o la condena de Borges

En su presentación, titulada Borges y el tango: una obertura, Provitina enlazó al escritor y al tango con personajes de la Buenos Aires casi rural y de los barrios orilleros como Palermo y San Telmo, una ciudad muy vinculada al campo y a sus personajes, como el gaucho. Uno de ellos fue un poeta entrerriano, quien atravesó los callejones de barro de esa ciudad para morir en Palermo (el barrio donde Borges creció). Su nombre era Evaristo Carriego y su gravitación en el desarrollo de la poesía urbana era insospechada entonces. El mundo de Carriego obró como ventana y punto de enlace para el acceso de Borges al tango y su repertorio de imágenes devenidas, gracias a la amplitud de su imaginación, en ensayo, cuento o milonga.

Borges reivindicaba la agilidad y cierta felicidad del tango orillero y valeroso, de la milonga, sobre todo acompañada por las guitarras, del tango compadrito. Rescataba los tangos de Mendizábal, Poncio Villoldo, Greco o Saborido. A su vez, recreaba personajes de una ciudad de casas bajas, Buenos Aires, cuyos límites con la intemperie rural eran difusos.

A la vez que rescataba el tango “alegre” de principios del siglo XIX, Borges condenaba, por oposición, al bandoneón “porque contribuye a la tristeza del tango” y al tango canción, explica Provitina, rechazando también a Carlos Gardel, quien “volvió melancólico y dramático al tango”, según los dichos del galardonado escritor.

Hacia el cierre de su disertación, el especialista en la historia del tango leyó un fragmento de El tango, cuatro conferencias (libro editado en Argentina por Sudamericana) en donde Borges sintetiza su mirada sobre El Zorzal Criollo: “Gardel tomó la letra del tango y la convirtió en una breve escena dramática, en la cual un hombre abandonado por una mujer se queja, en la que se habla de la decadencia física de una mujer”.

Sin embargo, siguiendo a Horacio Ferrer, estos y otros cambios fueron el resultado de “una evolución lógica, natural, del tango y de los músicos intuitivos a los músicos profesionales con formación académica”, recuerda Provitina y agrega: “El tango sufre una mutación y surgen figuras que empiezan a entender de otra manera la armonía y la anotación musical. Como toda música que evoluciona, ¿por qué el tango iba a quedarse en esa etapa inicial de principios de siglo?”.

Cierre musical a cuatro manos

En la última parte del encuentro, las pianistas Wainz y Bollero interpretaron -juntas y en un mismo piano- obras de Reencuentro, Quince bajo cero y Milonga Nunca Más –obras de Juan María Solare- y Muerte del ángel, Milonga del ángel y Adiós Nonino –de Astor Piazzolla-.

Estas destacadas músicas que trabajan sobre un repertorio muy amplio formaron su dúo de piano a cuatro manos en 2003. Desde el año del Bicentenario de la República, exploran el repertorio musical de compositores argentinos del siglo XX como Piazzolla, Troilo, Villoldo, Lefiñanco y Gatta, entre muchos otros.

El ciclo “Corcheas en su tinta” continuará en agosto con una agenda destinada a generar un espacio especialmente pensado para disfrutar del vínculo de la literatura con la música.

Scroll hacia arriba