En el marco del proyecto Speme, Cuestionando el legado traumático. Espacios de memoria en Europa, Argentina y Colombia, dirigido por la profesora Patrizia Violi de la Universidad de Bologna, tres trabajadoras del Museo Sitio de Memoria ESMA viajaron a Italia. Durante un mes realizaron un intercambio de experiencias con participantes de la Universidad de Bologna, de la Universidad Nacional de Colombia, de la Universidad de Buenos Aires y de la Fundación de Recupero y Valorización de la Memoria Histórica del Campo de Tránsito de Prisioneros de Fossoli.

El intercambio busca establecer un ámbito de encuentro, discusión e intercambios de igual a igual entre quienes provienen del campo de la academia y quienes trabajan en el territorio práctico de los espacios de memoria, espacios de los sitios europeos y sudamericanos con experiencias diversas sobre los pasados traumáticos de sus pueblos. El proyecto comenzó hace un año y se extenderá durante otros tres años durante los cuales cada uno de los países involucrados participa y recibe a los integrantes.

Las actividades se iniciaron con una visita al Campo de Tránsito de Fossoli, vecino a la localidad de Carpi por el que pasó Primo Levi antes de ser deportado a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Visitaron el Museo Monumento al Deportado dirigido por la misma fundación, proyectado en la década de 1960 con conceptos de museografía moderna donde el tránsito histórico es pensado como una experiencia de interpelación. Durante el 7 y 8 de junio, en Fossoli se realizó el workshop La memoria difícil y la dialéctica para los y las adolescentes, dirigido por la profesora de Bellas Artes e integrante del Speme, Viviana Gravano. Las jornadas buscaron poner en discusión formas de trasmisión y del acercamiento de las políticas de memoria hacia las nuevas generaciones. Durante una de la jornadas un grupo de adolescentes italianos presentó una serie de proyectos de instalación para Fossoli. A partir de sus preguntas, las trabajadoras del Museo de la ESMA contaron la historia del ex centro clandestino de Argentina, el proyecto museográfico y las experiencias que el espacio recoge en el diálogo con las nuevas generaciones. Una de las preguntas más realizada en cada uno de los encuentros fue sobre la muestra Ser Mujeres en la ESMA, sus orígenes, lo que significó para la institución y para las sobrevivientes.

El 15 de junio se realizó una visita al Museo de Ustica en Bologna donde se encuentra los restos reconstruidos del avión DC-9 de más de dos mil piezas caído al mar como producto del lanzamiento de un misil el 27 de junio de 1997, con 81 pasajeros civiles. El museo creado por la determinación de la Asociación de Familiares de Víctimas de la Masacre e inaugurado el 27 de junio de 2007, es parte de una instalación de Christian Boltanski con 81 luces y 81 espejos en memoria de las 81 víctimas de la masacre.

El 20 y 21 de junio participaron de las jornadas realizadas en el marco del Seminario Museos, Arquitectura y Ciudad: espacios públicos y espacios de memoria coorganizado con el Departamento de Arquitectura de la Universidad de Bologna en la sede del Centro Internacional de Estudios Humanísticos Umberto Eco. Durante el encuentro se discutieron temas como Geografías de la Violencia en la Ciudad, Tragedia y Contexto Histórico, Memoria Futura, Monumentos y Contramonumentos. Y uno de los hitos fueron las preguntas acerca del tránsito en los lugares de memoria generadas a partir de un workshop realizado los días previos con grupos de estudiantes de doctorados en arquitectura. En las jornadas del 20 y 21 ellos y ellas presentaron las conclusiones de sus trabajos con diversas propuestas de memoriales para la Estación Central de Tren de Bologna, sede de un atentado nazi fascista el 2 de agosto de 1980 en el que murieron 85 personas. Los participantes de las jornadas provenían de campos variados la filosofía, la comunicación, la arquitectura, el diseño, el arte y la historia.

Durante el seminario, las trabajadoras del Museo de la ESMA realizaron una ponencia denominada Alcances y Desafíos de trasformar un lugar de horror en un espacio de trasmisión. Además de la presentación del proyecto museográfico, hablaron de las tensiones que representa la transmisión cuando se realiza en el mismo lugar en el que ocurrieron los hechos, lugar que es prueba judicial y testimonio del terrorismo de Estado. En ese contexto, fueron señaladas las responsabilidades y desafíos que presenta el espacio en materia de conversación, preservación y mantenimiento del edificio. Y luego plantearon los desafíos que representa el encuentro con quienes visitan el lugar y el diálogo que los recorridos establecen con el presente a partir de las interpelaciones que acercan las distintas audiencias.