La apertura estuvo a cargo de la directora de Articulación Territorial para la Atención y Asistencia a las Víctimas, Camila Peña; acompañada por el equipo de la coordinación del Producir.

La actividad se desarrolló en formato taller y tuvo el propósito de pensar herramientas para la detección de situaciones de violencias por motivos de género y llevar adelante una primera escucha en esos casos, así como construir herramientas conjuntas y conocer los recursos existentes que provee el MMGyD.

Tras una presentación lúdica, en la que lxs presentes reflexionaron acerca de distintas palabras elegidas en torno a la palabra “madre", contaron de manera breve sus biografías. Luego, se hizo un repaso por los distintos tipos y modalidades de la violencia establecidos en la Ley 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. También, se vieron distintos aspectos del abordaje integral situado, en donde se destacó el rol de las redes comunitarias, el acompañamiento y la primera escucha como herramientas para un primer paso para la restitución de derechos y la protección de la autonomía de la persona en situación de violencia.

En ese sentido, el ejercicio de la confidencialidad y la contención se señalaron como punto fundamental para la no revictimización. Además, se plantearon escenas hipotéticas para compartir reflexiones y sentires a partir de lo visto, como de las experiencias propias.

El Programa Producir consiste en un apoyo económico y técnico para proyectos productivos de organizaciones comunitarias, tengan o no personería jurídica, en las que participan mujeres y LGBTI+ en situaciones de violencia de género. Es una de las medidas del Plan Nacional de Acción contra las Violencias por Motivos de Género (2020-2022).

En el proyecto de lutería Viruta, propuesto por la organización, es llevado adelante por egresadxs de la Escuela Popular de Música en articulación con una red de organizaciones. Ellxs se ocupan de construir instrumentos y juegos Montessori para niñeces que son destinados a los espacios que participan, mientras otra parte de la producción es para la venta para generar ingresos propios. El próximo paso, es la creación de una cooperativa cultural de mujeres y LGBTI+ y afianzar capacitaciones en marketing para la distribución de los productos a través de internet y de las redes sociales.