El Gobierno pagará una nueva ronda de Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para paliar los efectos de la pandemia de COVID-19
El Gobierno nacional realizará un nuevo pago del bono de 10.000 pesos correspondiente al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para asistir a los sectores más vulnerables que vieron afectados sus ingresos por el impacto de la pandemia del COVID-19.
Según un informe de los Ministerios de Economía, Desarrollo Productivo y Trabajo, el pago del IFE evitó que en el último tiempo entre 2,7 y 4,5 millones de personas cayeran en la pobreza y la indigencia en la Argentina.
El IFE, que alcanza a 8,3 millones de beneficiarios que vieron reducidos sus ingresos durante la cuarentena, es una de las medidas de transferencias más grandes llevadas a cabo en el marco de la pandemia que ayudó a evitar que se amplíen las brechas de desigualdad que existen en el país.
El Estado puso en marcha varios programas de asistencia económica para los hogares y empresas. Las y los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y Embarazo (AUE), el programa Alimentar, así como las y los jubilados fueron los primeros en recibir un refuerzo a través de bonos.
A su vez, la creación del IFE, que puso el foco en los sectores más vulnerables ante el aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto para frenar la propagación del virus, contribuyó a ampliar la cobertura estatal mediante transferencias monetarias hasta alcanzar al 89% del decil más pobre de la población.
De acuerdo al trabajo elaborado por las carteras de Economía, Desarrollo Productivo y Trabajo, considerando solamente el efecto del IFE, la transferencia monetaria realizada en la primera ronda de pagos durante los meses de abril y mayo evitaría entre 5 y 6 puntos porcentuales de aumento en la pobreza. En el caso de la indigencia, el impacto está entre 4 y 7 puntos porcentuales.
El conjunto de transferencias (AUH, AUE, Alimentar, bono a jubilados e IFE) genera una red de contención todavía más potente: de entre 6 y 8 puntos en contención de la pobreza y entre 6 y 10 puntos de contención de la indigencia. De este modo, con estas medidas se evitará que entre 2,7 y 4,5 millones de personas caigan en la pobreza y/o indigencia -de manera transitoria-, producto de la pandemia.
Por último, uno de los grandes desafíos del IFE ha sido lograr pagar a todos y todas sus beneficiarios. La mitad de las personas que calificaron para el IFE no tenían una cuenta bancaria en donde depositar los $10.000. El acceso a estas transferencias se vio limitado no solo por la gran inclinación al efectivo de gran parte de la población, sino también por la infraestructura y tecnología disponible para procesar los pagos o dar de alta nuevas cuentas bancarias de manera masiva en un corto lapso de tiempo.
Además, entre quienes tenían una cuenta bancaria, muchos mostraron dificultades para acceder ellas, por lo que finalmente optaron por desplazarse al cajero automático para retirar la totalidad del dinero en efectivo.
Estas dificultades dieron lugar a una estrategia coordinada entre diversos actores del sistema financiero y el Correo Argentino para poder llegar a todos y todas en un contexto adverso.
Asimismo, a partir de una gran bancarización, aprendizaje de medios de pagos digitales y puesta en marcha de nuevas herramientas como la Cuenta DNI del Banco de la Provincia de Buenos Aires, se dejaron sentadas las bases para que la educación financiera sea un eje de trabajo y la inclusión financiera una nueva realidad de la Argentina post pandemia.