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“Corcheas en su tinta”: música y literatura en la Biblioteca Nacional de Maestros


La escritora, investigadora y docente María Rosa Lojo fue invitada para abordar la obra de Victoria Ocampo (Buenos Aires, 1890-1979) a partir de su experiencia con la música de esta pionera del siglo XX. De esta manera se dio inicio al ciclo “Corcheas en su tinta”, organizado por la Biblioteca Nacional de Maestros (BNM).

«Victoria Ocampo: este misterio de los sonidos» es el nombre elegido de la charla en la que Lojo se explayó acerca de la sensibilidad musical y desarrollo de una intensa acción en la gestión institucional y el mecenazgo, en la interpretación como recitante, en la escritura, en la edición de la Revista y editorial Sur de Victoria Ocampo.

Los relatos de Lojo, cuya novela histórica “Las Libres del Sur” forma parte del fondo de la BNM que se puede consultar, estuvieron acompañados por una interpretación musical. El pianista Emiliano Tchaghayan, docente del Profesorado de Música del Instituto Santa Ana, fue el encargado de poner música a las palabras tocando en el piano los Nocturnos de Frédéric Chopin: Nocturno en Si b menor Op 9 Nro 1, Nocturno en Mi b Mayor Op 9 Nro 2 y Nocturno en Do # menor Op Póstumo.

Sus aportes al desarrollo de la música académica en Argentina

Los mayores esfuerzos de Victoria Ocampo estuvieron dirigidos a la promoción, desde mediados de la década de 1920, de la modernidad en sus distintas manifestaciones, incluida la música, en Buenos Aires. Para esto último contó con la complicidad de sus amigos personales Ernest Ansermet e Ígor Stravinsky, así como de compositores locales como Juan José Castro.

Victoria patrocinó diversas iniciativas de promoción y formación musical. Cuenta María Rosa Lojo que el director Ansermet formó una orquesta académica con músicos locales, que tocaban en los cafetines, y Victoria movió sus influencias en las altas esferas para que a los músicos les paguen salarios y puedan vivir de esa tarea. De esta manera aportó a la profesionalización de la disciplina. También participó en el directorio del Teatro Colón, invitó a músicos prestigiosos, promovió actividades musicales de compositores, e hizo muchos aportes al desarrollo de la música académica en Argentina.

Sobre gustos…..

Durante su infancia Victoria Ocampo tuvo, como todas las niñas de clase alta de su época, una educación musical; aprendió a tocar el piano y a cantar. Cuando era joven era admiradora de Richard Wagner, Frédéric Chopin, Robert Schumann, Ígor Stravinsky y Claude Debussy, músicos que no estaban instalados en el gusto del público de Buenos Aires. Por sus preferencias se la calificaba de snob, se la acusaba de cambiar de estética por estar a la moda. Pero “ella era una persona muy curiosa, con marcadas preferencias estilísticas y muy ecléctica: entre sus gustos convivían movimientos diferentes”, aseguró la investigadora.

Música y escritura

Victoria escribió la biografía de Johann Sebastian Bach dedicada a su hermana Pancha. Y su amiga Delfina Bunge fue pianista, pero por ser mujer, de acuerdo con las costumbres de la época, cuando la mujeres solamente se expresaban artísticamentepuertas adentro, nunca tocó en público, sino solo para deleitar a los íntimos.

Siempre muy curiosa, a Victoria Ocampo la fascinaban los ballets rusos. Quería ser actriz pero su padre, como muchos hombres de la época, lo consideraba deshonroso. Sin embargo Victoria se dio el gusto de estar en un escenario como recitante de la mano de su amigo Ígor Stravinsky en su ópera-oratorio-ballet Perséphone, sobre el poema de André Gide.

Su admiración por la música la marcó profundamente aunque “hay poco material escrito sobre el lugar de la música en la historia de la vida de Victoria Ocampo” sostuvo Lojo.

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