Presidencia de la Nación

Caos, cosas, cosos y su increíble vida secreta, en el Museo Presidente José Evaristo Uriburu

En el Museo Presidente José Evaristo Uriburu, de Salta, chicos y chicas de entre 5 y 14 años del Taller Azul jugaron a ponerse en la piel de cosas y cosos y, de la mano de la plástica y la literatura, se pusieron en el papel de un objeto o de una idea como una trompeta, una piedra, la luna, el tiempo o el amor.

Jugando a entrevistar a esos cosos y esas cosas, descubrieron que la bicicleta desea volar, el globo tener un monopatín, el paraguas, lluvia de chocolate. Que la casa sueña con el mar, ese mar que sabe el secreto de las sirenas, la flor sueña que camina, el libro detesta al celular, y el celular tiene hipo si se pierde. La computadora prefiere comida chatarra, y la luna -de queso- se come a sí misma.

El punto se alimenta de calorías poéticas y la guitarra desayuna notas musicales. A la piedra le gusta el malambo, la trompeta es amiga del viento, y a la estrella, su mamá le canta para dormir.

En el Taller Azul, de la artista y docente Silvia Katz, pasan estas cosas acompañadas por su guía y mirada atenta.

“Trabajamos durante varios meses creando este proyecto de jugar a ser otro a través de entrevistas”, cuenta Katz al tiempo que invita a ver el video que muestra “la cocina” de lo que se hace en el Taller. Y se ve también el ambiente de juego y de diversión en donde los micrófonos son pinceles o espátulas ¡o zanahorias!


“Son entrevistas con preguntas de los chicos y, a través de ellas, obtenemos el perfil de qué es, cómo vive, cómo siente, cuál es la vida secreta de un coso, de una cosa o del Caos que representa el gran pintor Luis Felipe Noé, a quién invitamos a participar de esta experiencia”, explica orgullosa la artista.

Luis Felipe Noé fue profesor de Katz. “Él valora mucho el trabajo que hacemos acá en Salta con el Taller Azul”, dice Silvia.

El proceso de trabajo

El trabajo realizado durante todo el año se expone en una muestra, que puede visitarse hasta el 26 de febrero en el Museo Presidente José Evaristo Uriburu, en la capital salteña, y un libro.

“Este año presentamos el libro número 26. A medida que los chicos fueron trabajando y produciendo, yo fui seleccionando las entrevistas y dibujos que amplían lo que ellos expresan con palabras”, cuenta Katz.

“Este año participó Luis Felipe Noé. Los chicos le hicieron preguntas al “Señor Caos” y viajé a Buenos Aires con la misma escenografía que usamos acá en Salta para realizar la entrevista a “Yuyo” Noé”, recuerda.

A Silvia Katz le interesa mucho este cruce generacional: “Las voces de los niños, sus historias y sus creaciones en un mundo que legitima casi exclusivamente las voces de los adultos. Me interesa que los chicos sean autores, darles la palabra.

Cuando uno lee los textos de ellos hay un cuestionamiento al mundo adulto y me interesa poner de relieve y no subestimar sus voces. A veces se piensa en las infancias como si fueran seres incompletos que, al llegar a la adultez, recién van a poder crear. Creo que las creaciones de los chicos son tan válidas como las de los mayores. Los chicos son grandes creadores de sentido y de belleza. Y los adultos que nos dedicamos al arte de alguna manera anhelamos ese estado de asombro permanente, de libertad y sin condicionamientos ni especulaciones a la hora de crear”.

La muestra Caos, cosas, cosos y su increíble vida secreta, que puede visitarse de martes a domingos con entrada libre y gratuita, tiene dos partes. En la planta alta del Museo se encuentran las pinturas realizadas por los chicos. Son los originales que están en el libro, realizadas en acrílicos sobre tela, en formatos variados.

En el libro también hay otros dibujos y una obra que Yuyo Noé pintó especialmente para este proyecto.

Y en la galería del Museo están exhibidos dibujos a lápiz de objetos y enceres que están en exposición en el Museo.

“Fuimos con los chicos al Museo y luego los chicos les dan voz a esos objetos y los hacen dialogar entre ellos. Hay un farol antiguo que habla con el timbre y una destiladera de piedra que discute con un moderno dispenser de agua”, cuenta Katz.

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