Presidencia de la Nación

Camaradería y compromiso en el combate de Monte Tumbledown

La historia poco conocida del soldado Horacio Balvidares


En la noche del 13 de junio comenzaba el combate de Tumbledown, una posición de defensa argentina en el camino del avance británico hacia Puerto Argentino. Fue un combate que ambas partes recuerdan como muy duro, encarnizado, con mucho fuego de armas automáticas y combates cuerpo a cuerpo.

Vista desde el monte Tumbledown

Las tropas del Batallón de Infantería de Marina 5, del Regimiento de Infantería 4 y del Regimiento de Infantería 6 dieron sobradas muestras de decisión y valentía frente a un enemigo igual de decidido y valiente. Hacía dos días que los hombres del Ejército combatían a distancias cercanas, y bajo la cobertura de la propia Artillería intentaban recuperarse físicamente mientras perfeccionaban sus posiciones.

Dibujo ingles sobre el combate de tumbledown

Los efectivos remanentes de la compañía "B" del Regimiento de Infantería 6 esperaban en Wireless Ridge su turno para entrar en combate, no lograban determinar el lugar por donde vendría el enemigo, pero los ruidos del combate cada vez más violento hacían prever que el comienzo de la acción sería pronto. Recibieron la orden de bloquear el flanco de una sección de Infantería de Marina en el monte Tumbledown y comenzaron a avanzar en la oscuridad interrumpida por las bengalas.

Un soldado es herido en las piernas y el soldado Adorno se adelanta valientemente a auxiliarlo. Antes de llegar a la posición recibe un disparo y es herido de gravedad en el brazo cayendo sobre las rocas.

El soldado Horacio Balvidares, lo asiste y transporta hacia retaguardia, a pie y con su compañero al hombro recorre kilómetros desde Tumbledown hasta la entrada del poblado de Puerto Argentino. Allí los recibe un enfermero que se había adelantado.

Tras entregar a su camarada herido y a pesar de que había llegado a una zona alejada del combate, con mayor seguridad, se volteó y emprendió el regreso a las posiciones de su sección, sabiendo del peligro del combate de fuegos cruzados y de lucha cuerpo a cuerpo, así fue que mientras regresaba fue herido de muerte por un proyectil de Artillería enemigo.

Un valiente que rescata a otro valiente. Un soldado que vuelve con decisión al lugar del peligro. El soldado Balvidares dejó una huella imborrable entre sus compañeros y salvó una vida que aún hoy lo recuerda, le agradece y le rinde homenaje.

Valientes, generosos, buenos camaradas y, ante todo, respetuosos del juramento a la Bandera de su Patria; así fueron nuestros hombres en Malvinas.

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