Presidencia de la Nación

Aníbal Troilo, un canto eterno de bandoneón

A 50 años de su fallecimiento, la Secretaría de Cultura de la Nación recuerda a un gran creador del tango, instrumentista de inspiración única, que marcó un estilo como compositor y director e hizo escuela entre las nuevas generaciones.

Quienes lo acompañaron en su larga carrera coincidieron en que lo suyo no era la estilística ni el virtuosismo, solo transmitir emociones. Pero “Pichuco”, como lo llamaban, no fue solo un intérprete conmovedor, también fue uno de los mayores artífices de la música de Buenos Aires.

Aníbal Carmelo Troilo nació el 11 de julio de 1914 en el barrio del Abasto de la ciudad de Buenos Aires. Desde los primeros años lo acompañó un apodo inconfundible: "Mi padre tenía un amigo a quien llamaban Pichuco. Sobre mis primeras lágrimas de niño, con su dulzura de hombre acaso feliz mi padre trató de calmarme: 'Bueno,.. Pichuco... bueno'. Y me quedó para siempre", acostumbraba contar.

Aníbal "Pichuco" Troilo inmortalizado por Hermenegildo Sábat

Durante sus correrías de chico por las calles del Abasto se enamoró del sonido que marcaría su destino. A los 10 años le pidió a su madre un bandoneón. A los 11 hizo su primera presentación en un bar del barrio y para los 14 ya capitaneaba su primer quinteto.

El gran debut de su brillante carrera de casi 40 años fue el 1 de julio de 1937 en el Cabaret Marabú, al frente de su propia orquesta. En sus marquesinas el local anunciaba: "Todo el mundo al Marabú, la boite de más alto rango, donde Pichuco y su orquesta harán bailar buenos tangos”.

Aníbal Troilo y orquesta en un estudio de radio

Poco después, además de los más prestigiosos salones de tango, llegaron las presentaciones en radio. Con distintas formaciones hizo apariciones en los estudios de Splendid, Belgrano y El Mundo. En esta última terminó por formar parte de su elenco estable durante 10 años.

A la autoría de Aníbal Troilo le debemos más de 60 composiciones, entre obras instrumentales y otras para ser cantadas, que siguen siendo revisitadas por artistas de todo el mundo.

"Pichuco" junto a uno de sus colaboradores artísticos, el poeta Cátulo Castillo

Sus clásicos Barrio de tango, Che bandoneón, Sur, Romance de barrio, Desencuentro, La última curda, María, Garúa, Pa’ que bailen los muchachos, Discepolín, entre otras obras que compuso junto a poetas como Homero Manzi, Cátulo Castillo, Enrique Cadícamo, José María Contursi.

Junto a Aníbal Troilo se formaron importantes cantores como Angel Cárdenas, Francisco Fiorentino, Alberto Marino, Edmundo Rivero, Roberto Rufino, Floreal Ruiz, Nelly Vázquez y Roberto "Polaco" Goyeneche, con quien forjó profundos lazos de amistad. Bandoneón arrabalero (Bachicha/Contursi, 1956) fue la primera de más de 50 grabaciones que hicieron juntos.

Troilo y Goyeneche en plena sesión de trabajo

Otra de las grandes amistades de la vida de "Pichuco" fue con un joven músico, también bandoneonista, que haría sus primeras armas en una de sus orquestas y que trazaría nuevos caminos en el mapa futuro del tango, Astor Piazzolla.

Reunión cumbre de bandoneón: Astor Piazzolla, Aníbal Troilo y Pedro Laurenz

Además de las grandes formaciones instrumentales Aníbal Troilo cultivó el formato camarístico con diversas agrupaciones. Una de los más recordadas fue la que presentó con el guitarrista Roberto Grela, con quien grabó entre 1953 y 1955 el disco antológico Esto es tango, una obra de cabecera todavía hoy para los amantes de la música rioplatense.

La actualidad de Aníbal Troilo

La Orquesta Nacional de Música Argentina "Juan de Dios Filiberto", organismo estable de la Secretaría de Cultura de la Nación, frecuentemente incluye en su repertorio obras de Aníbal Troilo. Horacio Romo es su bandoneón solista y sobre el legado de "Pichuco" a las nuevas generaciones de instrumentistas explica: "El aporte de Troilo al tango fue fundamental porque marcó un estilo, una forma, desde el toque de su instrumento hasta el estilo de la orquesta, que se fue adaptando a las décadas y modernizando. Siempre fue una orquesta moderna, pero fue buscando el color adecuado a su inteligencia, a su capacidad musical. Cuando un músico le llevaba un arreglo, primero lo escuchaba tal cual era y luego lo borraba para que la orquesta sonara al estilo de Aníbal Troilo, al estilo que él quería para la época. Todos los bandoneonistas de mi generación, los más jóvenes y lo más grandes, que están y que no están, le debemos a Troilo gran parte de nuestro aprendizaje. ¿Quién no quisiera tocar como Troilo? ".

Fila de bandoneones de la Orquesta Nacional de Música Argentina "Juan de Dios Filiberto", organismo estable de la Secretaría de Cultura

Sobre el Troilo compositor agrega: "Desde sus composiciones cada melodía de Troilo es magnífica. Todas sus composiciones tienen sentimientos, son ricas en sus melodías y en sus armonías. Su forma de tocar tenía que ver con sus composiciones. Tocaba dos notas y con eso armaba un tango y conmovía con esa melodía".

Horacio Romo, bandoneón solista de la ONMA

Aníbal "Pichuco" Troilo murió el 18 de mayo de 1975 en la misma ciudad que lo vio nacer. Para la posteridad dejó más de 450 registros discográficos que dan testimonio de su sensibilidad, su talento artístico, y ocupan un lugar destacado en el patrimonio cultural de los argentinos.

Scroll hacia arriba