Advocación de la Virgen de la Merced, Patrona del Ejército Argentino
El 24 de septiembre de 1812, luego de obtener la victoria en la batalla de Tucumán, el General Belgrano proclamó a Nuestra Señora de la Merced Generala y Patrona del Ejército, en agradecimiento a su protección.
La advocación de Nuestra Señora de la Merced se remonta al siglo XIII. El 10 de agosto de 1218, San Pedro Nolasco, Raymundo de Peñafort y el Rey de Aragón Don Jaime crearon la orden religiosa militar de “Santa María de la Mercedes y Redención de los Cautivos”.
Los mercedarios, que junto con franciscanos y jesuitas fueron los primeros en llegar como misioneros al nuevo continente, trajeron su advocación. En Buenos Aires, cuyos ciudadanos eran especialmente devotos de la Virgen de la Merced, se erigió un templo en su honor en el año 1604.
El 24 de septiembre de 1812, en la batalla de Tucumán, el General Manuel Belgrano rezó ante el altar de la Virgen de la Merced para pedir su protección. Luego de la victoria, y profundamente conmovido por ese triunfo, Belgrano nombró a la Virgen Generala del Ejército.
Hoy, en la Basílica Nuestra Señora de Buenos Aires, se conserva la imagen original a la que el General Manuel Belgrano entregó su bastón de mando tras la batalla de Tucumán. Se conserva, también, el bastón del creador de la Bandera.