Trata con fines de explotación sexual

La trata de personas que tiene como fin la explotación sexual constituye una de las formas más extremas de violencia de género. Esta actividad delictiva permite la obtención de un beneficio económico a través de la prostitución ajena por parte de terceros, lo cual se considera proxenetismo.

Las principales víctimas son mujeres y niñas, y también personas que pertenecen al colectivo LGBTIQ+, comunidades de pueblos originarios, entre otros.

Este tipo de explotación incluye diferentes actividades que atentan contra la libertad sexual de una persona como la promoción y comercialización de la prostitución, la pornografía y/o la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes

Trata con fines de explotación laboral

En la trata de personas con fines de explotación laboral, las víctimas son forzadas a realizar actividades de cualquier tipo a través de trabajos no registrados y/o clandestinos.

Estos trabajos suelen estar caracterizados por:

• Jornadas laborales arduas y extensas, con poco o ningún descanso.

• Escasa o inexistente remuneración, con descuentos y multas inexplicables.

• Falta de herramientas para realizar el trabajo y/o elementos de protección.

• Pernoctes en el lugar de explotación.

• Condiciones de hacinamiento y/o extrema precariedad.

Estas situaciones de explotación pueden concretarse en distintos ámbitos, como talleres de costura, campos con actividades agropecuarias, deforestación, ladrilleras, ventas ambulantes, construcción, servicio de empleadas en casas particulares, supermercados, verdulerías, entre otros.