Eficacia de fungicidas foliares en soja para el control de mancha marrón. Campañas 2021/22 a 2023/24 en Marcos Juárez
El objetivo de este trabajo fue evaluar la eficacia de fungicidas foliares compuestos por mezclas de triazoles, estrobilurinas y carboxamidas, en el control de mancha marrón y tizón foliar por Cercospora en condiciones de campo en Marcos Juárez.
Las enfermedades foliares de la soja pueden causar disminución del área foliar, defoliación, madurez anticipada e infección de las semillas, afectando el número y peso de los granos y en consecuencia el rendimiento. En nuestro país se reportaron pérdidas causadas por estas enfermedades que generalmente se encuentran en el rango del 5 al 10 % (Arias, 2011; Distefano & Gadban, 2014; Ploper et al, 2015; Carmona et al, 2015; Carmona y col., 2017).
En la zona de Marcos Juárez, en las últimas campañas se ha observado una notable prevalencia e incidencia de la "mancha marrón" causada por el hongo Septoria glycines y del "tizón foliar y mancha púrpura de la semilla" originado por hongos del complejo Cercospora spp. (Guillin et al., 2017). Estos patógenos son necrotróficos y provocan enfermedades policíclicas. Las condiciones ambientales óptimas para el desarrollo de la mancha marrón incluyen temperaturas de 25 ºC, con un rango de 15-30 ºC, y periodos de 6 a 36 horas de mojado foliar. Para el tizón foliar por Cercospora, son necesarias temperaturas de 23 a 28 ºC y 18-36 horas de mojado foliar (Hartman et al., 1999). Las lluvias frecuentes predisponen estas enfermedades, ya que proporcionan las horas de mojado foliar necesarias y favorecen la diseminación del inóculo en el canopeo (Stewart y Rodríguez, 2016). Los síntomas pueden manifestarse tempranamente en el ciclo del cultivo, aunque poseen períodos de incubación prolongados, haciéndose más notorios durante los periodos reproductivos. Estos hongos sobreviven en la semilla y en el rastrojo, por lo que la combinación de monocultivo y siembra directa crea condiciones propicias para su multiplicación y supervivencia (Hartman et al., 1999).
Las prácticas de manejo incluyen el uso de cultivares resistentes y/o tolerantes, tratamientos de semillas, la rotación de cultivos y la aplicación foliar de fungicidas. La información sobre el perfil sanitario de los cultivares de soja de Argentina abarca solo a algunos de los patógenos importantes que afectan al cultivo como mancha ojo de rana, podredumbre por Phytophthora sojae, cancro por Diaporthe aspalathi, muerte repentina y nemátodo de la agalla (RECSO INTA-ASA, 2024). En enfermedades como mancha marrón y el tizón por Cercospora, se considera que todos los cultivares son susceptibles, y en condiciones que favorecen una mayor disponibilidad de inóculo y con condiciones ambientales favorables, el uso de fungicidas es la principal alternativa para su control.
Patógenos que afectan a los principales cultivos han desarrollado resistencia o pérdida de sensibilidad a diferentes ingredientes activos utilizados en los fungicidas. Se detectaron cepas argentinas de Cercospora spp. con pérdida de sensibilidad o insensibilidad a fungicidas de los grupos de los bencimidazoles, estrobilurinas y carboxamidas (Sautua y col., 2020). Recientemente se reportó la identificación de una cepa de Septoria glycines con una mutación relacionada con la resistencia a estrobilurinas (Sautua y col., 2024). Para preservar la eficacia de los fungicidas como herramienta de manejo, es necesario monitorear regularmente la eficacia de los formulados usados para enfermedades foliares y la sensibilidad in vitro de las poblaciones de organismos que las causan.
El objetivo de este trabajo fue evaluar la eficacia de fungicidas foliares compuestos por mezclas de triazoles, estrobilurinas y carboxamidas, en el control de mancha marrón y tizón foliar por Cercospora en condiciones de campo en Marcos Juárez
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