A partir de la recaudación del aporte solidario podemos observar la masculinización de la riqueza, es decir la mayor presencia de varones en el grupo social de mayores ingresos.

¿Qué es el Aporte Solidario y Extraordinario?

El Aporte Solidario y Extraordinario es un instrumento de financiamiento en el marco de la pandemia del COVID-19. Fue aprobado por el Honorable Congreso de la Nación a través de la Ley N° 27.605 y su objetivo fue ampliar y fortalecer las fuentes de financiamiento del Estado y permitir adoptar las medidas necesarias para proteger a las personas más afectadas por la pandemia. Su carácter es de emergencia, por única vez, y alcanza a todas aquellas personas humanas y sucesiones indivisas siempre que sus bienes superen la suma de $200 millones o aproximadamente usd 2,4 millones al 18 de diciembre de 2020.

Asignación de los recursos recaudados por el Aporte Solidario y Extraordinario

Fuente: Observatorio de Tributación y Género

¿Cuál fue la conformación de sus aportantes?

Según información oficial de AFIP, 10 mil contribuyentes abonaron al contado o accedieron al plan de pagos para hacer frente al pago del Aporte Solidario y Extraordinario para las grandes fortunas. De estos 10 mil contribuyentes, sólo el 26% son mujeres, mientras que el 74% restante está conformado por varones. Esto significa que de cada 4 aportantes, 3 fueron varones.

Aportantes por género - Contribución a mayo de 2021

Fuente: Observatorio de Tributación y Género

Si tenemos en cuenta los fondos recaudados, tanto al contado como en los planes de pago en cuotas, de los 233 mil millones que conforman el total solo $55 mil millones fueron aportados por mujeres (24%), mientras que los varones abonaron un total de $177 mil millones (76%).

Fondos aportados por género a mayo 2021

Fuente: Observatorio de Tributación y Género

¿Por qué existe este sesgo de género?

La brecha de género que observamos en el pago del Aporte Solidario y Extraordinario es una muestra de la llamada “masculinización de la riqueza” como contracara de la “feminización de la pobreza”. Estos conceptos refieren a la mayor participación de varones en los sectores de la sociedad de mayores ingresos, y con mayores posibilidades de tener acceso a activos económicos; mientras que las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas en la pobreza y en los grupos de la sociedad con menores ingresos. Estas desigualdades también pueden observarse en la participación por sexo en el Impuesto a los Bienes Personales, donde alrededor del 68% de los aportantes son varones.El origen de estos sesgos de género en el acceso a activos se explican por la misma problemática de acceso a los ingresos: las desigualdades de género en el mercado laboral por la división sexual del trabajo; el reparto desigual de las tareas de cuidado que repercute en la carrera laboral y profesional de las mujeres; la falta de acceso a puestos de dirección y cargos jerárquicos y la brecha salarial. En este sentido, la reciente modificación del Impuesto a las Ganancias - Sociedades Ley N° 27.630 (BO 16/06/21) donde se otorga un beneficio diferencial en las deducciones de honorarios de cargos directivos si estos están ocupados por mujeres o personas travestis, transexuales o transgénero es un avance en la materia para incentivar la mayor presencia de estos grupos en puestos jerárquicos. Sin embargo, aún resta mucho camino por recorrer para lograr una disminución efectiva y real de la masculinización de la riqueza y feminización de la pobreza, dos conceptos que van de la mano y se retroalimentan constantemente, repercutiendo en una sociedad más desigual e inequitativa.