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El Desierto de Gobi está ubicado entre el norte de China y el sur de Mongolia, en Asia Oriental. Es uno de los desiertos más extensos del mundo y alberga diversos paisajes, desde arenas rojizas y rocas desnudas hasta zonas de estepa.

Este desierto habitualmente produce tormentas de arena, por la gran cantidad de polvo que arrastran los vientos, generalmente durante la primavera del hemisferio norte.

El 30 de septiembre de 2012 el sensor MODIS a bordo de la misión Terra captó esta imagen del Desierto de Gobi, que permite identificar la variedad de ambientes que lo conforman. Por un lado, los grandes mares de arena, en los cuales se destaca la presencia de elevadas dunas visibles en tonos amarronados y rojizos. Por otra parte, se observan zonas rocosas, que rodean el desierto de arena hacia el norte, mientras que hacia el sur evidencian la existencia de cadenas montañosas y picos nevados, visibles en la composición de la imagen en color real.

La escena combinada en infrarrojo acentúa las áreas cubiertas de vegetación en las montañas nevadas al suroeste del desierto, donde también se alcanza a distinguir el Lago Qinghai. La presencia de vegetación también se advierte en el curso de los ríos que atraviesan la región.
Estos últimos son fácilmente identificables en la imagen compuesta en infrarrojo SWIR, dado que esta combinación destaca los cuerpos de agua en azul oscuro. También muestra las áreas nevadas en color turquesa, y la vegetación en tonos verdes de distinta intensidad, que contrasta con la aridez de las grandes extensiones de arena.

El Desierto de Gobi es además reconocido por la gran cantidad de hallazgos arqueológicos y paleontológicos que fueron realizados durante numerosas excavaciones. Existen también experiencias que involucran el uso de información de origen satelital para la identificación de regiones donde resulte posible encontrar fósiles prehistóricos.